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Desde el Potrero

Por Roberto G. Amezcua

Me da mucho gusto recibirte de nuevo en esta tu columna de opinión deportiva. ¿Qué tal la pasaste de puente patrio? Espero que hayas gozado y celebrado mucho. Nuevamente hay que tocar temas difíciles en este espacio, pero ¿qué le hacemos? Es lo que hay.

ANDRÉ MARÍN

Desde hace años que nos enteremos de la fuerte enfermedad que aquejaba a este comunicador nos tomó de sorpresa; pero si algo hay que admirarle es que nunca se le vio darse por vencido. Polémico, incisivo y frontal, así era André Marín. No quiero caer en la falsedad de decir que siempre estuve de acuerdo con sus comentarios, porque no es así. Muchas veces no concordé con él en sus puntos de vista, pero no se puede negar que era un tipo que iba de frente con sus opiniones. Qué descanse en paz, estuvieras de acuerdo con él o no era un referente en la televisión mexicana.

EL “ACCIDENTE” DE CHECO PÉREZ.

Nuevamente te comento que el automovilismo no es mi gran afición, ni mucho menos tengo gran conocimiento, pero me mantengo atento a lo que acontece alrededor de la Fórmula 1 y del piloto mexicano Sergio “el Checo” Pérez.

En el último Gran Premio, para ser más exactos el GP de Azerbaiyán, cuando Checo peleaba por subir al podio en tercera posición vino un choque con el piloto español Carlos Sainz. Todo parecía indicar que Checo sí estaría en el podio en un Gran Premio en el que suele tener bueno resultados; pero en la lucha por conseguir la gloria el piloto español chocó el carro Red Bull del mexicano y ya no lo logró.

Los primeros días fueron de dimes, diretes y culpas de un lado al otro. Pero pues resulta que la FIA (Federación Internacional del Automóvil) después de escuchar sendas comparecencias de ambos pilotos determinó que todo fue “un accidente de carrera”. Ahora sí que como acostumbramos a resolver las cosas en México se aplicó un “cada quien con su golpe” y santas pascuas.

EL TRIUNFO AGRIDULCE DEL ATLANTE

El viernes por la noche el Atlante recibió la visita de los Dorados. El juego en sí fue un partido relativamente fácil para el Atlante quien lo ganó con marcador de 4-0. Lamentablemente esta no fue la noticia principal, pues antes de acabar el primer tiempo el jugador de Dorados, Luis Ernesto Ruiz le hizo una entrada criminal (lo digo sin miramientos) a Christian “el Hobbit” Bermúdez. Si no viste el partido o te enteraste de la gravedad, pues le fracturó tibia y peroné.

Y sí, todos los medios de comunicación han señalado el exceso de rudeza (por decir lo menos) de la entrada. Hay quienes lo tachan de “mala leche”, y más si se toma en cuenta que hace unas semanas este mismo jugador ya había fracturado del quinto metatarsiano al jugador Benjamín Sánchez del equipo “Tapatío”. El infractor por doble partida se defiende diciendo que nunca tuvo la intención de lesionar y que fue producto de la cancha mojada. Quisiera yo decirle a este muchachito que la cancha mojada estaba para los 22 jugadores y la suya fue la única entrada que fracturó al Hobbit. Y que ya había antecedentes del jugador fracturado con anterioridad. Y si sigue argumentando en su favor que “fue sin intención”, entonces tendría yo que sugerirle que debe replantearse el concepto personal que tiene de “intención”, porque barrerse como se barrió, con la fuerza desmedida con la que lo hizo a mí en lo personal me parece con mucha intención. Este jugador por estos antecedentes no puede ser castigado… debe ser inhabilitado.

LOS DATOS DE CHATGPT

Y bueno me di a la tarea de platicar con nuestra amiga la Inteligencia Artificial de estos tristes temas; soy un creyente de que la Inteligencia Artificial está para muchas cosas más que solo hacer preguntas; así que le pedí un enfoque ético de lo sucedido y esto fue lo que me respondió:

El caso de Luis Ernesto Ruiz, quien provocó dos fracturas en un corto período, abre la puerta a un análisis ético profundo sobre la responsabilidad de los jugadores en el campo y el impacto de sus acciones en la integridad física de sus compañeros de profesión. Aquí te dejo algunas ideas clave para abordar el tema desde un enfoque ético:

1. Responsabilidad Profesional y Deportiva

El fútbol es un deporte de contacto, y las lesiones son parte del riesgo inherente. Sin embargo, cuando un jugador provoca lesiones graves en más de una ocasión, como es el caso de Luis Ernesto Ruiz, surge la cuestión sobre la responsabilidad que tiene un futbolista hacia sus colegas.

2. El Límite entre Competitividad y Violencia

Es natural que, en situaciones de alta competencia, la intensidad se incremente, pero el juego nunca debe cruzar la línea hacia la violencia. Las fracturas causadas por Ruiz pueden indicar una falta de control o incluso una actitud que prioriza el resultado del partido sobre la seguridad del rival.

3- El Impacto Psicológico y Moral

También es importante considerar el impacto psicológico que las fracturas provocadas tienen sobre los jugadores lesionados, sus equipos y la afición. La confianza en el terreno de juego se ve gravemente afectada cuando un jugador se enfrenta a este tipo de agresión.

4. ¿Reincidencia o Accidente?

Un debate ético adicional es si se trata de accidentes desafortunados o una reincidencia de juego peligroso. Si bien un jugador puede argumentar que no hubo intención, la reincidencia en tan corto plazo invita a preguntarse si Luis Ernesto Ruiz está manejando su responsabilidad en el campo adecuadamente, o si debería ser evaluado más a fondo para determinar si su estilo de juego es simplemente descuidado o potencialmente peligroso.

Regreso como autor para decirte que el equipo de Dorados y el propio jugador acusan que hay un linchamiento mediático sobre el caso. Y aunque el punto de vista ético lo da la Inteligencia Artificial, pues yo se lo pedí y me hago directamente responsable de lo que aquí en esta columna se pone. Total, yo no fui quien fracturó a dos compañeros de profesión en un lapso de 3 semanas.

No me resta sino el agradecerte como siempre el favor de tu atención. Nos vemos el próximo jueves… desde el potrero.

2 comentarios en “Desde el Potrero

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