Por Juan de Lobos.
Apreciadas lectoras, estimados lectores. Antes de entrar en el tema de esta semana deseo que este 2024 sea para cada uno de ustedes la mejor de las utopías, disfruten de cada momento, de cada experiencia y la compartan con quienes ustedes quieran, sean felices y no dejen de leernos.
Ahora sí, entremos en materia. Durante estas fechas en las que extrañamos, añoramos, recordamos y recibimos inesperadas bendiciones o nos quedamos esperando aquello que cubra nuestras expectativas, es inevitable dejar de pensar en navidades anteriores, en como nuestra vida se va moldeando de estas fechas importantes y como esa importancia, con el paso del tiempo va disminuyendo.
En una semana celebramos o padecimos dos festividades importantes, social y culturalmente hablando, en donde nos permitimos compartir con quienes amamos presencia, alimentos y alegrías o nos dejamos consumir por rencores pasados, o nos dejamos llevar por la apatía o una misantropía “grinchesca”, cada quien sabe qué trae cargando en su saco de terciopelo rojo.
Hace algunos meses vi una película brasileña del año 2020 “Tudo bem no Natal que vem” en español “La noche buena es mi condena” dirigida por Roberto Santucci y protagonizada por Leandro Hassum. La cinta trata sobre un hombre un poco amargado por las fiestas quien después de una caída solamente “despertaba” en navidad, olvidando absolutamente todo lo que le había sucedido en el año.
Justamente esa sensación me invadió durante estas fiestas, cobré consciencia de mi presencia, de la unión y reunión con mi Hijo y mis hermanos, extrañando a mí compañera de vida quien viajó para una primera celebración y añorando y recordando la alegría de navidades pasadas y también olvidando las angustias y tristezas derivadas de estas mismas fechas.
¿Qué hacemos para pasarla bien o para pasarla mal? ¿Qué tanto esfuerzo representa decantarnos por alguna de las dos opciones? ¿Qué nos impide contagiarnos de la alegría de la celebración o qué nos cuesta amargarnos y amargarles la celebración a los demás? ¿Qué ganamos con esto? No olvidemos a los tres fantasmas del cuento de Dickens.
Sin importar demasiado las experiencias, viajes, trabajos, amores y querencias que quedan en el pasado, nos podemos concentrar en lo que nos depara el futuro, nuevas oportunidades, ascensos, nuevas relaciones, conservar las existentes.
No es casualidad que estas fechas coincidan, en diversas culturas, sobre todo en el hemisferio norte, con celebraciones de renacimiento, de esperanza y renovación.
¿Cómo iniciar un mejor año con tantas manías, vicios, malos hábitos, desidia y procastinación? No existe una sola respuesta, pero podemos centrarnos en las diversas posibilidades que tenemos a la mano, en la importancia de que una decisión nos cambie por completo. Obviamente nos hacemos propósitos cada año, muy pocos los conseguimos alcanzar, o nos desviamos tanto del propósito original que termina siendo una nueva y completamente distinta realidad ¿Para qué martirizarnos con frustraciones futuras?
Este año lo inicio con mucha incertidumbre, con pocas certezas, aunque suficientemente fuertes para sostenerme. Encuentro un reto diario, por pequeño que sea y trato de completarlo, ya no me preocupé en la noche vieja de atragantarme con propósitos irreales y solamente disfruté del sabor de las uvas.
Esta es mi sugerencia queridas lectoras, amables lectores, vivan sin expectativas, con un esfuerzo constante y no uno solo, enorme e irreal, si no el suficiente para mantener una buena actitud y dejar de preocuparse por cosas que están fuera de nuestro alcance. Acomodemos todos esos recuerdos y dejemos que permanezcan, pero que no nos atormenten; escuchen y aprovechen todas aquellas oportunidades que se presenten, sean flexibles con sus metas y no guarden la más mínima expectativa de nada, les aseguro que eso les ahorrará disgustos y frustraciones.
Podemos lograr nuestra utopía personal a pesar de la distopía alrededor, ¡Podemos! Esa es la palabra clave para este año en el cual inicia el resto de nuestra vida. Enfoquémonos, ayudemos, compartamos y pidamos respeto, brindemos amor, aceptemos cumplidos y obsequios, sin el afán de creer que todo lo merecemos, pero con la gratitud de quien se sabe apreciado.
Que este año sea un digno y leal oponente para nosotros.
Quedo de ustedes.
*El contenido de este texto no contiene I.A. y fue creado de acuerdo a los antiguos cánones de la escritura, a partir de un tema, un conocimiento previo, investigación y redacción.



Excelente reflexión. Y es que el poder está en la gratitud como bien lo mencionas. En valorar hasta los más pequeños detalles.
Me gustaLe gusta a 1 persona