SUIZA 1954 (I): Regresaron la paz y el futbol a Europa

Por Enrique Fortunat D

Hacía ya casi una década desde que la Segunda Guerra Mundial había visto su fin, pero las marcas del conflicto todavía eran perceptibles en los países que sufrieron violencia en sus territorios.

Como se había quedado en 1946, la sede para la quinta edición del Campeonato Mundial de Futbol, fue Suiza, quien aprovechó los años entre el mundial de Brasil y su turno para actualizar sus instalaciones deportivas.

Hubo varias cuestiones que dieron un toque especial a esta Copa del Mundo.

La Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), cumplía ese año 50 años de su fundación y sus oficinas centrales estaban en la ciudad de Zúrich, precisamente en Suiza.

Le levantaron el castigo a Alemania y los teutones pudieron participar en el evento, pero con motivo de los acuerdos al término de la Segunda Guerra Mundial, a esa nación la dividieron en dos. Así que no fue uno sino dos los equipos alemanes que buscaron clasificarse.

A uno de los equipos teutones se le llamó “Alemania Occidental”, en tanto que el otro  se le denominó como “Sarre” que era un protectorado. Sarre compitió nada más en esta ocasión y el equipo como tal duró un par de años. Luego de esta ocasión, se formó el que se conoció luego como “Alemania Democrática”.

Por fin en América del Sur se pudo armar una eliminatoria en forma, pues recordemos que en las cuatro ocasiones anteriores los equipos sudamericanos estuvieron presentes en la fase final para disputar la Copa del Mundo por invitación directa o porque sus rivales abandonaron la competencia. Sencillito el asunto, pero esta vez tuvieron que ganarse el lugar.

Ocurrió también algo que a la postre cambiaría por completo al evento, a la FIFA y al futbol en general, ya que por primera vez se transmitió el evento vía televisión. Fue a ocho países de Europa. Difícilmente alguien podría en ese tiempo imaginar el peso que la televisión tendría posteriormente.

Otro caso para la anécdota es el que ocurrió en la eliminatoria entre España y Turquía. Cada uno de los equipos ganó su partido en casa, así que estaban empatados y se decidió que se jugaría un partido de desempate, pero esta vez en Roma, en el mismísimo Estadio Olímpico de la ciudad. No hubo caso, en ese partido las selecciones empataron. A los organizadores entonces se le ocurrió un método para designar a quien participaría en el Mundial de Suiza: lo dejaron a la suerte.

A un jovencito de 14 años, quien era hijo de un empleado del estadio, se le vendaron los ojos y eligió un ganador, fue Turquía. La historia consigna el nombre del adolescente: Luigi Franco Gemma.  

Por lo que toca a selección representativa de esta tierra del nopal, el águila y la serpiente, otra vez lucieron imponentes en la fase eliminatoria, en la que participaron nada más tres países. Golearon a Haití por 8-0 y 4-0 y a Estados Unidos los despacharon por 4-0 y 3-1. Es decir que terminaron con 19 goles a favor y solamente uno en contra. Unos titanes. Ya veremos qué tal les fue allende la mar océano.

Con las 16 selecciones (por fin) se pudieron armar cuatro grupos de cuatro participantes, sin acomodos raros, aunque eso sí, se designaron a dos equipos como cabezas de grupo en cada uno de ellos, sin criterios claros, vaya, por decisión arbitraria de la FIFA.

Los elegidos por la magia fifariana fueron: Brasil y Francia (en el Grupo 1); Hungría y Turquía (G2): Uruguay y Austria (G3); y en el Grupo 4 Inglaterra e Italia. Como se puede ver, el país anfitrión no fue cabeza de grupo.

Ávidos de inventar cosas, la tribu fifateca decidió que las cabezas de serie de los grupos no se enfrentarían entre sí, ni tampoco se enfrentarían entre sí los no cabezas de serie. Así como lo leen. De manera que cada equipo jugó dos partidos.

Se daban dos puntos por partido ganado y uno por empatado. Los equipos con más puntos pasaban a la siguiente ronda. Eso sí, si empataban, se iban a tiempos extras y si el empate persistía luego de los minutos adicionales, pues se quedaba el empate y cada quien con su punto.

En el caso de que dos equipos quedaran empatados en puntos en el grupo y eran los dos punteros, pues a seguir con lo de la suerte: se decidía cuál era el primero y cuál el segundo por sorteo. Si el empate era entre el tercero y cuarto sitio, esos sí se tenían que jugar un partido para decidir las cosas.

Así que ya visto todo lo que había que verse, no quedaba sino iniciar los enfrentamientos futbolísticos.

Y eso lo veremos la próxima semana.

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