BRASIL 1950 (II): No hubo samba, llegó la desgracia

Por Enrique Fortunat D

La cuarta edición del Campeonato Mundial de Futbol se disputó en tierras brasileiras entre el 24 de junio y el 14 de julio de 1950.

La FIFA otra vez cambió el sistema de competencia, esta vez a petición de Brasil.

Se jugaría de la siguiente manera: los integrantes de cada uno de los grupos se enfrentarían entre sí y quien se alzara con el primer lugar del grupo pasaría a la siguiente ronda.

Recordemos que algunos lugares quedaron vacíos por la imposibilidad o negativa de algunas selecciones de participar. Así que los grupos se armaron de forma irregular, muy irregular.

En el primer grupo estaba el anfitrión y amplio favorito Brasil, lo acompañaban Yugoeslavia, Suiza y México. Cuatro equipos.

En el grupo dos, cuatro equipos también: Inglaterra, España, Chile y Estados Unidos.

El grupo tres tenía tres integrantes: Italia, Suecia y Paraguay.

Y el grupo cuatro tuvo… ¡dos integrantes! Uruguay y Bolivia. En este grupo jugaron entre sí y el que ganó, pues pasó a la siguiente ronda. Por supuesto, Uruguay hizo papilla a Bolivia y le recetó un escandaloso 8-0.

A México le tocó el honor y el horror de inaugurar el campeonato frente a Brasil en Maracaná. El anfitrión no tuvo problemas y con cuatro anotaciones a cero dio la bienvenida a México.

Cuatro días más tarde le tocó a los aztecas enfrentar a Yugoslavia, que le recetó otros cuatro pepinos a la portería mexicana.

Para cerrar la participación, México se enfrentó a Suiza, le fue un poco mejor, no más perdieron 2-1.

Adiós manitos, con 10 goles en contra y dos a favor. Menos ocho de diferencia.

Nos llenaron de cuero, pero en ese Campeonato Mundial debutó en esa competición un joven de 21 años en la portería de la selección nacional mexicana, su nombre era Antonio Carbajal, le decían «La Tota» y llegaría a ser una auténtica leyenda.

“Así les habrá ido a los gringos” dirá alguno, luego de las golizas que México les propinó en la eliminatoria. Pos no. Los estadounidenses perdieron ante España en su presentación por 3-1 y luego dieron tremenda campanada al ganarle nada menos que a Inglaterra por 1-0. Se despidieron perdiendo contra Chile por 5-2.

Pasemos al resto del torneo que terminó con una de las mayores conmociones deportivas de la historia.

Recordemos que se habían formado cuatro grupos y de cada uno de ellos, luego de jugar contra cada uno de sus rivales de sector, salió un ganador, por puntos.

Pues con la novedad de que a los amigos de Brasil se les hizo muy bien repetir el esquema para la fase final y la FIFA dijo que con mucho gusto, que así mero le harían y así le hicieron. El que hiciera más puntos sería el campeón.

Jugaron ese minitorneo de todos contra todos, Brasil, España, Suecia y Uruguay.

Al llegar a la última jornada, Brasil llevaba ventaja y solamente tenía que empatar para ser campeón. Se enfrentaba a los uruguayos, quienes tenían que ganar sí o sí para ser campeones.

¿Estaban los brasileños seguros de ganar? Juzga tú:

  • Las autoridades mandaron acuñar monedas conmemorativas con los nombres de los futbolistas de la selección local.
  • Los principales diarios tenían las primeras planas impresas celebrando el triunfo del equipo carioca.
  • Se hicieron carrozas adornadas para darle realce y hacer un carnaval de festejos.
  • Se vendieron por anticipado más de 500 mil camisetas con la inscripción de “Brasil capeón 1950”
  • Había una banda de músicos presente en el estadio con instrucciones de interpretar el himno del ganador al final del partido. Ni siquiera se le entregó la partitura del himno uruguayo,  por ser innecesario.

¿Los uruguayos creían que iban a perder?

  • Horas antes del encuentro, la selección uruguaya recibió la visita de los integrantes del cuerpo diplomático de la embajada de Uruguay en Brasil, quienes les solicitaron que perdieran de manera “digna”, es decir que evitaran una goleada. Así estaba el ambiente.

El escenario fue el imponente estadio Maracaná que en ese entonces tenía cupo para casi 200 mil espectadores y estaba lleno a reventar para ver, por fin, coronarse a Brasil en futbol.

El primer tiempo fue cerrado y terminó 0-0, digamos que a favor de Brasil.

En el segundo lapso, apenas comenzando, Friaça puso la ventaja para los amazónicos. Locura total en el estadio. El empate era bueno, pero tener ventaja se antojaba insuperable. El triunfo era de Brasil, no había lugar a dudas.

El destino, las circunstancias, la alineación de los planetas, la velocidad del viento, el principio de incertidumbre, la divinidad haciendo de las suyas, diga usted lo que le parezca mejor para explicar lo inexplicable.

Uruguay empató por conducto de Schiaffino en el minuto 65. Faltaban solamente 25 para terminar el encuentro y la fe se mantenía incólume.

Al 79, Ghiggia fintó que iba a mandar un centro, pero en lugar de ello pateó con fuerza contra la portería brasileña; el arquero Moacir Barbosa se había adelantado un paso para intentar cortar el pretendido centro, por lo que dejó un espacio entre él y el poste. Por ahí se coló en balón. Silencio sepulcral en el estadio.

El resto del partido Brasil intentó con todo el gol que les devolviera lo que tenían al alcance de la mano durante casi todo el partido. No fue posible. Uruguay alcanzó a Italia como bicampeón del certamen y en Brasil se generó un trauma nacional que acuñó para siempre la expresión de “maracanazo” para nombrar un evento que ocurre de manera desafortunada y contra todo pronóstico.

Para algunos este descalabro fue una auténtica sacudida que hizo despabilarse al deporte de la nación sudamericana y la hizo replantearse las cosas, lo que la llevó a un poderoso desarrollo posterior.

Nos vemos la próxima semana en Suiza.

Deja un comentario