Por Enrique Fortunat D
Decíamos la semana pasada que la selección azteca sí hizo la travesía desde tierras mexicanas hasta la bella Italia, pero con la novedad de que resultó que ya estando allá debería disputar un encuentro con Estados Unidos para ver cuál de los dos equipos participaría. El que perdiera se iría de regreso a casa. Así no más, sin siquiera un cafecito.
Y digo yo: ¿No era más fácil jugar el encuentro acá en América, en lugar de cruzar el charco? Pero, en fin, fue allá. Lo malo fue que los aztecas cayeron frente a los de las barras y las estrellas con marcador de 4-2. Así iniciaron las historias de amor y horror con los Estados Unidos en el terreno futbolístico.
Como los estadounidenses se inscribieron tarde, se disidió que el juego fuera en Roma (gracias FIFA). Ya vimos que luego los de las barras y las estrellas pagaron muy caro ante Italia su participación, pero poco consuelo es eso (aunque quizá nos libramos de una goliza).
Una de las estrellas de la selección nacional era el popular “Trompo” Carreño, sí, justamente el delantero atlantista que anotó el histórico primer gol en copas del mundo para México.
Resultó que estando ya en Italia, el “Trompo” consiguió una cita con una chica de nombre Joanna, quien trabajaba en el hotel en el que se albergaba la selección mexicana en la capital romana. Es oportuno señalar que el apodo de el “Trompo” lo adquirió por su cuerpo un poco regordete y por su habilidad para bailar. El pequeño detalle incómodo fue que la fecha que ella tenía libre era justo una noche antes del partido contra los estadounidenses. Para no alargar la historia: Carreño no desaprovechó la oportunidad de hacer una conquista transoceánica y fue a la cita. La pareja bailó, se divirtió y se dice que luego Joanna pasó lo que restaba de la noche en la habitación del hábil futbolista y bailador mexicano.
Previsiblemente, Carreño llegó al juego digamos que no en las mejores condiciones…
Aun así se las arregló para dar los dos pases que terminaron en goles para la selección azteca, aunque no fueron suficientes para participar en la fase final.
El folclórico “Trompo” terminaría sus días de manera temprana, en el mes de diciembre de 1940 a los 31 años de edad, víctima de una apendicitis.
Pero el “detallito” de Carreño no fue lo único que ocurrió para minar a la selección mexicana. Resulta que el entonces novato Luis “Pirata” Fuente salió a pasear en compañía de Fernando Marcos (ambos posteriormente leyendas del futbol mexicano). Muy a gusto caminaban las calles de la Ciudad Eterna cuando pasó una manifestación en contra del mismísimo Benito Mussolini. Al par de inocentes se les hizo fácil unirse a los gritos y voz en cuello coreaban “Me importa madre Benito Mussolini”.
Se presentó la policía y se llevó a varios manifestantes, entre ellos, efectivamente, al impertinente dúo de futbolistas mexicanos, quienes ya no llegaron al estadio. “Ni nos extrañaron” diría años después el ya célebre don Fernando Marcos.
De manera que aunque dolió la derrota, poco o nada se le puede achacar a los estadounidenses, los aztecas hicieron bastante para que les fuera mal.
Luego de las anécdotas y la derrota, no sé si satisfechos, regresaron con todo y chivas a México a esperar cuatro años… la cita sería en Francia 1938.
Pero no siempre salen las cosas como se planean. Ya lo veremos.


