Por: Julieta E. Libera Blas
Eres eterno, Amor; si esto desmiente mi vida no he sentido tus ardores, ni supe comprender tus maravillas.
William Shakespeare.
Queridas lectoras y amables lectores:
Ha caído la madrugada fría y nebulosa. Mientras la mayoría duerme, yo escribo acerca de este eco a veces doliente, nulo y pienso en todas las personas que han estado en mi vida; en las que están a mi lado y en las que con el tiempo simplemente han desparecido. Mis manos están frías, mi nariz también y me pregunto ¿el corazón qué temperatura tiene? ¿Estará frío o caliente? No lo sé de cierto, supongo que a veces se torna azulado, otras rojizo. Durante mucho tiempo hemos aprendido a soñar dormidos; sin embargo, sonreímos a pesar de que deseemos con el alma que sean realidad. Porque el despertar a veces suele ser doloroso y asfixiante pero no todos son así, hay sueños que nos permiten sonreír durante todo el día y toda la vida. También hemos aprendido a tener pesadillas, las más terribles, como por ejemplo, las que te hacen agonizar a destiempo. Todos hemos aprendido a construir, destruir y renovar. A mirar el cielo azul lleno de nubes que agonizan por la lluvia o por la noche de la mano de un ser amado – de mi padre o de mi madre, quizá de ambos, de los que creí mis amigos y de los que son más que mis amigos: mis hermanos. Aprendí a rumiar dolores e intenté consolar con palabras el alma y el corazón de otros, supongo, sin éxito. Hemos aprendido a sonreír vacíos, ilusos y confundidos. Guardamos silencio y hablamos sin pensar, sin parar, olvidando la prudencia.
Cultivé flores, se secaron, lo que es peor, las ahogué de tanta vida que les quise dar.
Con el tiempo, aprendí a leer las misivas de un enamorado del amor o de la soledad que estando en medio del mar, cree albergar un amor sincero y eterno del que está seguro que durará a través de la eternidad. Por varios meses he logrado casi con éxito comprender un amor grande y puro hacia una mujer que adoptó el miedo como armadura. Fue un momento casual donde aprendí de su mano a hacer una caja llena de colores y ambiciones, de esperanzas y de llanto, esperando nada y esperándolo todo. El amor, lo sé, esta alrededor de todos nosotros, en las hojas desprendidas de los árboles por el otoño, en la risa del recién nacido que vino a renovar la vida de una mujer fuerte. Fui testigo de la esperanza rota de una mujer que llena de flores y de blanco marfil, dijo sí a un imposible. En la sonrisa eterna de mi madre: he visto el amor cálido, sin arrebatos, sin esfuerzo, tan natural como son las nubes claras a medio día. En la serenidad de mi padre y su lucha constante. El amor lo he visto en mi hermano, en su sonrisa clara y sin tristeza. Sí, lo he visto en todos lados. Lo he percibido en cada una de las palabras que me han dicho al oído, en las acciones y en las promesas cumplidas y también desquebrajadas por el tiempo y sus diferentes situaciones.
El amor, arista de todo, columna de los seres vivos, calumnia de los que no creen en él. Besos que se roban y que no se entregan por miedo al fracaso. Almohadas llenas de lágrimas y risas contagiadas de placer. Ambigüedad de un sí eterno y de un segundo que desaparece porque existe el verano, pero también el invierno.
Sin embargo a pesar de esto: del nombre tallado en el tronco de un árbol con tu inicial y la mía. Las rosas secas expuestas en mi librero, el anillo de compromiso guardado en un cajón llamado olvido. Cartas repletas de palabras amorosas. Tardes enteras recargada en la espalda de un hombre que me ofrece amor y le ofrezco nada, y le doy todo y se lo lleva la nada. Ilusiones, fantasías, y qué decir de aquella nueva sonrisa que cambió de pronto la vida, porque la vida, da sorpresas increíbles e imborrables. Entonces un día alguien me dijo: No sabes amar – no sé si sea cierto, o si espero demasiado de las personas, quizá sea miedo o un hechizo al que no me quiero enfrentar, pero estoy segura de algo que me dijo un querido amigo: Que nadie te diga nunca que no sabes amar; ante estas palabras sé que me falta mucho por aprender y sé que cada quien, obra divina, ama a su medida, a su manera y con su propia mirada que es diferente, jamás igual.
Esta madrugada me doy a la tarea de buscar el amor en las palabras de aquellos que están en mi vida. Los mismos que aman, entregan, ríen, gozan, piensan, sucumben pero se levantan. Quizá el amor, no esté en palabras, pero sí en la necedad constante de aquellos que deseamos vibrar por milésimas de segundos. Los que soñamos en adentrarnos a ese mundo fantástico que ofrece una tarde tranquila de la mano de un buen amor.
Sólo nos queda la noche, quédate, J.E. Libera
¿Desde qué momento y en qué lugar del espacio hemos pedido este hechizo? Algunas veces la pasión ha servido, otras tan solo se han marchado.
¡Dónde están tus ojos! ¡dónde! ¡qué ceguera del alma, qué pena tiene el corazón? J. E. Libera Blas.
Sin embargo, la vida, ironía del alma, busca, encuentra, da, arrebata y quita, y el amor gira y hechiza, y la pena embriaga y te resucita
Sé que voy a quererte sin preguntas. Sé que vas a quererme sin respuestas, Mario Benedetti
Querer a una persona no implica ataduras ni atavismos trágicos, significa sentir la libertad en las palmas de tus manos, sin miedos ni restricciones, sentir un cuerpo, su textura, el palpitar de su corazón, sólo eso, sin más explicaciones que una mirada que no es hechiza. Sostenerse de las manos para mantener el equilibrio del alma, de la razón, de ese deseo explicito que se convierte en realidad mas no en flaqueza.
En un beso, sabrás todo lo que he callado, Pablo Neruda
Es así como me encontré con tu rostro, labios rojos y delgados. Un suspiro que ata a un eterno, fuente inquebrantable de promesas únicas, vid de ilusiones y de esperanzas, Sol de medianoche, madrugadas por descubrir, es un beso, una nube, una forma, un hechizo irrompible, inigualable.
El amor sólo crece, cuando se comparte
Así como historia que se compromete a desfilar por los poros durante toda la vida, como la sangre que le urge correr por todo el cuerpo, así es el amor. Caminará dejando una huella, creciendo y envejeciendo sin juicios y sin turbulencias que dejen heridos de muerte.
Ama un solo día y el mundo, habrá cambiado, Robert Browning
Siexiste un milagro, es el de amar y con este sentimiento real, se podrá fecundar cualquier tierra muerta y desquebrajada por la vida y por la lluvia.
El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde del precipicio, Stendhal.
Cuántos miedos en la escena de la vida se reparten como botones de rosas, llenos de espinas algunos creemos que el amor no merece arriesgarse. Sin embargo no hay nada más suculento que el lanzarse al precipicio para sonreír aunque sea por unos segundos. que con suerte, serán eternos.
Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón, William Shakespeare
Bien dicen que no hay peor verdad que la reflejada en los ojos, no importa si están secos o si son obscuros, el alma se encuentra ahí.
En un minuto hay muchos días, William Shakespeare
A la persona amada no hay que contarle el tiempo pues se van como agua. ¿Qué decir cuando en un abrazo nos fundimos y no permitimos quedarnos vacíos? Sometemos a nuestro corazón al olvido.
Sólo se ve bien el corazón; lo esencial es invisible a los ojos, Antoine Saint-Exupéry
Entonces, ¿qué es el amor? La párvula boca del amado que de tierna mirada te roba las horas en la cama de tanto pensarle o quizá sea ese desvelo incómodo pero placentero que hace que escribas líneas enteras acerca de su amor supremo o será esa sonrisa eterna que te hace sentir tan lleno de vida. El amor es entonces por el que caes de bruces sin importar las heridas, sin que importe la sangre derramada o la verborrea al intentar dirigirse a él. Importa quizá el que te tomen de la mano y te pierdas durante fracciones de segundo en una aventura colosal digna de la eternidad.
El amor es una mariposa de alas multicolores, ensueño de pasión, hechizo que data desde la creación, si es así, átame las manos y déjame caer sin dejar de sentir tus brazos tibios sosteniendo mi alma, J. E. Libera.
El amor, me supongo, es un suspiro que se postra en la tierra, se cultiva, se riega sin ahogarlo, lo acaricia el Sol y lo amamanta la Luna con sus rayos que en su misterio va tejiendo una historia que no tiene fin. En esta entrega visceral acerca del amor; el mismo que me han mostrado durante varios meses en distintas facetas, con diferentes caras. He aprendido a observar y pensar más de la cuenta. Mi corazón ha sido sometido al enredo de preguntarse qué es en realidad amar. Si amar es sufrir o a eso sólo se le llama masoquismo.
Mi madre siempre me dijo que jamás rogara un beso o una mirada, ¿tiene razón? La vida te muestra algo totalmente contrario a cómo te educaron. Para algunos está bien disfrutar de esa pequeña punzada dolorosa del amar, ese embriago consciente y esa agonía de ver padecer al corazón porque es un proceso natural de la vida, sentir, tan sólo eso, sentir. A pesar de lo que pensamos algunas veces las ganas de estar con una persona nos lleva por senderos que jamás imaginamos, como el de aceptar situaciones que no deberían de ser y sin embargo, a ojos cerrados aceptamos sin chistar. En los rincones de la memoria resuena el eco en donde amar significa el para siempre estar, sin importar el tiempo ni el espacio en el que poco a poco hemos sido despedidos. Hasta la muerte amaremos, ¿será cierto?
Tuve un amor en mi adolescencia, me arrancó lágrimas y la fe de amar. Lo miraba pasar frente a mi como a un imposible e inalcanzable ser que sólo las más hermosas merecían. Juré amarlo por el resto de mis días, vi entre mis dedos mi vida pasar, descubrí mundos fantásticos e inigualables. Mi corazón siempre lo espero, anoté en mi diario los días y años que debía de esperarlo y así será. Siempre será que uno de los ventanales de mi alma lo espere hasta que él decida abrazarme y no abandonarme jamás.
El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos a cual más inexplicable; todo en él es ilógico, todo en él es vaguedad y absurdo, Gustavo Adolfo Bécqer.
Entonces si el efecto es lo absurdo, ¿para qué pensar tanto y no permitirse ahogarse en ese néctar que tan sólo él ofrece? Sólo involucrarse en esa aventura mística y fantástica. Adorar ese frívolo placer del nerviosismo, la idea vaporosa de mantenerlo a tu lado tan sólo por un día, una tarde, una noche o con suerte el resto de tus días.
Sentir, sólo eso, no tiene descripción
Introducirse al sueño ajeno, dibujar horizontes, pintar paisajes de colores cálidos y fríos, delinear la figura de la persona que se ama, se quiere o desea. Cerrar los ojos, aprender de su aroma, internarse en los poros de su piel.
Mi piel es la prisión de tu presencia, Alberto Ruy Sánchez.
Similar a la demencia que se enredando en los cuerpos en un éxtasis inmortal. Se escuchan, se miran, y sienten el contacto sublime de sus deseos. Si has de mirarme así, será mejor dormir; en mis sueños te encuentras impaciente, torrente de una brisa que no pregunta y que no mide el tiempo, ni crea líneas ajenas al pentagrama.
Quiero correr por tus venas, estar en ti hasta sin estar contigo. Y seguir latiendo mientras estás dormida, Alberto Ruy Sánchez.
Deseo retenerte en el laberinto de mis almohadas y convertirte en virtud, en compás y espera. Mirarte y delinear tu rostro. Escuchar como entra y se anida el alba en tus manos y nunca despedirme de tus labios.
Un beso, un eco que retumba hasta encontrarnos, tal vez dormidos, tal vez abriendo los ojos por primera vez uno adentro de otro, Alberto Ruy Sánchez
No hay nada más maravilloso que abrir los ojos y ver que no todo era una ilusión. Estar ahí, acumular palabras y escribir un cuento no de hadas, sí de dioses y dragones, de coronas y flores, de amor y de esperanza. De este idilio no habrán de saber jamás, no serán testigos, ni habrán de presenciar el silencio.
De todas las maravillas del amor, existen las palabras, dejos finos de esperanza. Cúmulo de estrellas que se anclan a las galaxias, que sin importar su distancia entre ellas se crean y destruyen, así como las nebulosas multicolores que dan forma, oscilan y se transfiguran. De nosotros depende la figura, así como el océano es infinito, el amor también lo es. Quizá los dedos del amado sean una enredadera de posibilidades para hacer de nuestros encuentros un abismo bendito del que no tememos, para así arquear la espalda y soltarnos, lo peor que podría pasar es caer a un lago de agua clara, que jamás estará seco, siempre habrá un pequeño brote de agua que nos hará renace para beber de él.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente… hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío? Jaime Sabines
No hay palabras exactas para describir el amor. No hay magia, ni hechizos para hacérnoslos sentir. Si amar es sentir mariposas, pienso que son todas de colores, que no se asfixian ni se matan entre sí. Los que buscamos el amor en finos listones de oro, ya sean perdidos entre los nublados de un día cualquiera lluvioso, entre la maleza de nuestros pensamientos a veces discordantes, entre el deseo y la vida, entre sus nombres y las huellas, recordamos a Sabines cuando escribió lo siguiente:
Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan. Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan.
El amor es el deseo más noble, áspero, eterno y placentero que drena la sangre y nos hace sentir vivos. Sin esperar nada a cambio, cuando es sincero, se escucha, se atiende y se modifica. Es el mayor don que la vida o Dios nos han permitido conocer. El amor, quizá no sea preguntarse el motivo de un por qué se ama. Sea tal vez motivo de una carta donde leas los votos de amor más sinceros que haya sido capaz alguien de escribir. Sea un océano lleno de tempestades, pero siempre verán tierra, y gritarán de éxtasis y júbilo. Sea esperar y aguardar las estaciones del año. Obligar al alma y al espíritu olvidar para volver a empezar. Reanudar la vida y enaltecer otra aventura digna de recordar. El amor, que vive y palpita, que crece y se transpira.
El amor, es eso, no preguntar de más, dar puramente, con destino el remitente habrá de colectar mieles de amor; no agonizar, sonreír y quizá duela, pero siempre habrá de encontrar ese reino magnifico para verlo y ser testigo de verlo florecer una y mil veces.
I vow to love you until the day that eternity is gone.
¡Gracias por la lectura, sean dichosos!


