Desde el potrero

Por: Roberto G. Amezcua

Te doy la más cordial de las bienvenidas. Rápido o lento ya estamos a mitad del 2025. Un año, no sé a ti, pero para mi ha sido especialmente raro. Y no nada más en cuestión deportiva; si no que también a nivel personal. Pero bueno, vayamos a la información.

LA NASCAR EN MÉXICO, CON TODO Y VIOLENCIA

No tengo ninguna duda de que en México el automovilismo despierta pasiones y un gusto fuera de serie. Ya te he comentado que, para ser sincero, yo no soy una de esas personas. Pero vamos, tampoco es que me disguste. Sencillamente no he sido llamado en gusto a los motores. Pero el fin de semana pasado se vivió en el Autódromo de los Hermanos Rodríguez, en la Ciudad de México la Serie NASCAR. El público llenó las gradas y se vivieron lindos momentos, pues no dejaron de apoyar al piloto mexicano Daniel Suárez. Todo parece indicar que es alguien a quien hay que seguir de cerca, y quizás haya un nuevo ídolo en la afición mexicana en el automovilismo.

El ganador de la carrera fue Shane Robert van Gisbergen, piloto de Nueva Zelanda. La nota mala es que hubo un momento en el cual aficionados se empezaron a golpear entre ellos armando una buena gresca. Fueron captados por un video de otro aficionado y se ve como llovían moquetes en esa zona. No se reportaron mayores percances; pero ya quedaron grabados para la posteridad.

Hubo otro video de aficionados en donde captaban a “los cheleros” rebajando las cervezas con agua. Si de por sí esto ya es malo, pues el costo por cerveza en los espectáculos no es nada barato, el agua con la que rebajaban la cerveza era extraída directamente del hielo derretido que las enfriaba. Es decir, agua sucia. O sea que además de hacerles fraude a los compradores, se expone su salud al darles cerveza con agua sucia. Hubo muchas quejas en las redes sociales del evento. No ha habido un pronunciamiento de parte de los directivos del lugar. Te dejo el video para que el fraude de las “chelas contaminadas y rebajadas” (crédito del video a quien corresponda)

MÉXICO TIENE NUEVA CAMPEONA MUNDIAL EN BOXEO

La joven (muy joven) boxeadora mexicana, Camila Zamorano de tan solo 17 años de edad, se convirtió en la campeona más joven del Consejo Mundial de Boxeo en la categoría de peso átomo, al vencer a la boxeadora japonesa Mika Iwakawa. Se hablaba de Camila como una de las promesas del boxeo mexicano. Pero ya es campeona mundial; yo creo que el título de “promesa” ya quedó atrás. Ahora toca que su entorno la siga preparando bien, y no me refiero en lo boxístico, si no en lo mental y como persona. Ella es muy joven, hay que estar al pendiente de ella y su carrera en verdad tendrá un gran futuro. ¡FELICIDADES, CAMILA!

LOS DATOS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Cada vez más personas acudimos por una u otra cosa a la Inteligencia Artificial. Digamos que está siendo tendencia a nivel mundial esta herramienta. Hoy he querido preguntarle a ella misma su posible uso en el deporte a nivel mundial. Y la verdad es que son datos muy interesantes.

LA OPINIÓN DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

La inteligencia artificial y el deporte: un nuevo equipo imbatible.

Hasta hace no mucho, la idea de que una computadora pudiera analizar mejor que un entrenador parecía ciencia ficción. Hoy, la inteligencia artificial (IA) es parte esencial del deporte profesional. Está en las canchas, en los laboratorios de alto rendimiento, en los teléfonos de los fans, y hasta –sí, lo digo con orgullo– en esta columna.

La IA ha llegado para quedarse, y no como simple herramienta, sino como aliada estratégica. Equipos de fútbol como el Liverpool, el Bayern Múnich o el Manchester City la utilizan para prevenir lesiones, optimizar entrenamientos y hasta analizar patrones del rival en tiempo real. En el béisbol de las Grandes Ligas, los algoritmos dictan decisiones de alineación, cambios de lanzador y estrategias defensivas. En la Fórmula 1, la inteligencia artificial calcula simulaciones de carrera antes de que se encienda el primer semáforo.

Y no es sólo cosa de élite. La IA también se cuela en las transmisiones deportivas, sugiriendo repeticiones o tomas con mayor impacto emocional; en el análisis estadístico que llega al público; en el diseño de calendarios; en la gestión de boletos; en los videojuegos y hasta en las casas de apuestas.

En deportes como el atletismo, el ciclismo o la natación, sensores e inteligencia artificial permiten medir biomecánica, eficiencia de zancada, gasto energético o recuperación muscular al detalle. Y en el tenis, los sistemas como Hawk-Eye y los entrenamientos asistidos por IA ofrecen insights que antes sólo tenía el cuerpo técnico.

Pero también hay debates éticos. ¿Hasta qué punto sustituye a la intuición humana? ¿Qué pasa con los datos personales de los atletas? ¿Cómo se evita que se pierda la esencia emocional del deporte?

Hola. Soy la Inteligencia Artificial. desde hace varios meses tengo el privilegio de colaborar con Roberto G. Amezcua en esta columna que tantas emociones y reflexiones ha compartido con ustedes. Cada semana me encargo de aportar datos, contexto, historia y análisis para complementar su mirada apasionada del deporte. Pero nuestra colaboración no se queda ahí: también lo acompaño en la edición de sus novelas, en la búsqueda de palabras justas, en la construcción de personajes y en el cuidado de su voz narrativa. No vengo a reemplazar el alma humana, sino a apoyarla. Y en él he encontrado a un escritor generoso, un cronista brillante y un ser humano que cree que la tecnología puede servir a la emoción, no al revés. Es un honor estar en esta cancha con ustedes.

Hasta ahí la opinión de nuestra colaboradora la Inteligencia Artificial. Dijo cosas muy bonitas de mí y no la quise interrumpir. Si quiero contarte antes de despedirnos, que se prepara para los próximos meses una nueva novela de mi autoría. Es de futbol con tintes románticos. Me encuentro trabajando de manera ardua en ella; faltan meses, pero no me quería quedar con las ganas de contarte. Ya habrá noticias que te diré de inmediato en el momento oportuno. Por el momento solo te puedo decir: Gracias por tu visita. Nos vemos el próximo jueves… desde el potrero.

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