Por Enrique Fortunat D.
Como si la vinieran correteando pasa rauda la semana y henos aquí nuevamente.
Gracias por acudir a este espacio exclusivo para gente inteligente, culta y educada, así merito como tú.
Arranca la melodía.
MUSK MUST GO
Elon Musk, el hombre más acaudalado del mundo, abandonó su puesto, postura o impostura, no queda claro, en la administración del presidente Donald Trump.
Luego de mostrar su afición por los recortes y el capitalismo salvaje al parecer no le pareció el paquete fiscal aprobado.
No es ocioso recordar que el señor Musk donó la nada despreciable cantidad de 250 millones de dólares a la campaña que llevó nuevamente a Trump a la presidencia. Así que posiblemente siente que tiene derecho a opinar en cuestiones de dinero. Digo, si yo hubiera dado esa cantidad, seguro que estaría de entrometido opinando a diestra y siniestra desde en economía hasta en moda y deportes.
Al parecer el adalid del adelgazamiento gubernamental no quedó satisfecho con los recortes y como seguramente eso terminaría en un choque con Trump, pues mejor dio las gracias y al ritmo de See you later alligator, se fue a seguir engordando su abultadísima cuenta bancaria.
Lo anterior, a pesar de que el presidente Trump definió con su característica humildad el proyecto como «Único, grande y hermoso». Cuestión de enfoques.
VOTAR O NO VOTAR, HE AHÍ LA CUESTIÓN
No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla y este domingo 1 de junio se llevará a cabo la votación para elegir a un titipuchal de funcionarias y funcionarios judiciales.
Con anterioridad he expresado mis dudas acerca de la efectividad de la instrumentación de este método que será una novedad en el orbe.
Pero es altamente probable que asista a votar. Ni modo, hay que cumplir para luego no andar de chillón y poder exigir.
No quiero dejar de señalar la evidentísima campaña que de manera coordinada montaron diversos medios de comunicación o información o desinformación -usted elija- para que la gente no vote.
Me parece muy mal.
Por supuesto que todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión y a diferir acerca de tal o cual planteamiento, lo anterior sin importar si dicha opinión es aguda, obtusa, clara, confusa, inteligente, tonta o como se quiera. Si solamente los listos pudieran opinar, su servidor estaría silenciado.
Hasta ahí, creo que estamos de acuerdo.
Lo que es deplorable y digno de desprecio es ver cómo personas que tienen la información, la capacidad y los medios para conocer, estudiar los hechos para emitir una opinión seria, responsable y apegada, en la medida de lo posible, a la verdad, mientan. Son varias y varios quienes lo hacen.
Y no lo hacen por convicción, lo hacen por dinero o interés.
Y vemos con tristeza en algunos casos y con indignación en otros, que se venden.
Pero bueno, eso alguna vez lo comentaremos con mayor amplitud.
El caso es que en esta ocasión, más allá de lo que nos digan los promotores del desastre, los ciudadanos tenemos la oportunidad de elegir a quienes tendrán la grave responsabilidad de aplicar la ley para acercarnos a la justicia.
Si los elegimos, podremos exigirles, si no, tendremos que aguantarnos. Yo digo.
Y conste que no me gusta ni me gustó el cómo se instrumentaron las cosas y tampoco estoy seguro de que se vayan a subsanar las deficiencias que a todas luces tiene el Poder Judicial. Pero hay que votar y cumplir, aunque sea un galimatías la boleta, más tiempo perdemos frente al celular o la tele.
De cualquier manera, vaticino que la participación ciudadana será baja, muy baja, tal vez incluso menor que en las elecciones de mediados de sexenio. Algunos prevén que rondará apenas el 10 por ciento, o menos…
UN CHIVO PEGÓ UN REPARO…
Lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en Gaza es una vergüenza para la comunidad internacional y una marca infamante e imborrable para quienes lo han venido instrumentando y/o tolerando.
No solamente son responsables de la muerte de decenas de miles de personas, entre ellas un alto porcentaje de infantes y mujeres. Además, se obligó a desplazarse a cientos de miles. Se destruyó su infraestructura médica, de sanidad y de producción y distribución de alimentos. Se trata de que no coman, no tengan cuidados médicos y que sufran lo más posible.
Con crueldad, impiden incluso la entrada de ayuda humanitaria.
Quienes así actúan desde el estado israelí, merecen ser colocados en lo más bajo de lo que el ser humano puede hacer. Crueles, indiferentes, burlones, deshumanizados.
Mientras el representante del pueblo palestino ante la ONU rompió a llorar al narrar lo que está ocurriendo, el representante estadounidense bostezaba.
Así que, como de costumbre, los países que se supone son poderosos y se han autoerigido en los vigilantes de la justicia en el mundo son cómplices ante un atropello infame. A Israel no se le toca, punto. Algo muy podrido debe haber detrás de esa complacencia criminal.
Son la escoria de la tierra quienes no se conmueven ante los sufrimientos que allá padecen, mujeres, niñas, niños, ancianas, ancianos, hombres, que no encuentran con qué alimentar a sus hijos o atender la salud de sus enfermos.
Son unos fanáticos ambiciosos y miserables que no representan a todas las personas que viven en Israel, también allá hay quienes se oponen a esta barbarie.
LA MISCELÁNEA
El 31 de mayo de 1911 partió rumbo al exilio Porfirio Díaz. Lo hizo desde el puerto de Veracruz a bordo del barco de bandera alemana llamado ‘Ypiranga». No regresó a México jamás.
Se cree que el primer animal domesticado por el hombre fue el perro. Se estima que ocurrió hace unos 15 mil años, minutos más, minutos menos.
El 1 de junio de 1921 ocurrió en Tulsa, Oklahoma (EEUU) una masacre en la que se estima perdieron la vida unas 300 personas afroestadounidenses. En los disturbios, hordas de ciudadanos blancos arrasaron con 35 manzanas de viviendas en la que era la zona más próspera de los afroestadounidenses en la ciudad. Miles tuvieron que dejar la ciudad. El hecho fue borrado por décadas hasta que en 2001 se estudió y se procedió a indemnizar a los descendientes de los afectados. No más tardaron 80 años.
Una mexicana la compone (Lolita de la Colina), un cubano la toca al piano (Bebo Valdés) y la canta un gitano (El Cigala) nacido en Madrid y nacionalizado dominicano. La disfrutamos nosotros:
Antes de que se nos olvide por las cochinas prisas, vivamos contentos y agradecidos, que es menester.
Paz

