Por: Julieta E. Libera Blas.
“…Pues bien en este momento nos encontramos todos, personas y muebles en la posición y lugar exactos en la que nos encontrábamos aquella noche, ¿o es otra alucinación?
El ángel exterminador. (1962)
Queridas y amables lectores:
La conocí cuando era una niña, parecía un ángel o al menos eso pensé cuando por primera y única vez me encontré con ella. Su aroma era como estar en un campo de flores. Ella, con una sonrisa inolvidable; sus ojos eran dos destellos que opacaban a todos los que se encontraban alrededor. Su sonrisa me cautivo; dulce, encantadora y yo una niña que por azares del destino se cruzó en su camino. Su mano suave, cálida, llena de energía tocó la mía, al unísono con su mirada me sentí encantada. Sonrió, después alguien la hizo reír y todo el lugar se iluminó porque así era ella; algunas personas tienen el don maravilloso de ser pura luz y amor.
Jamás olvidé ese momento maravilloso en mi vida, la imagen de Silvia Pinal es el recuerdo de una mujer increíblemente hermosa, talentosa, inteligente, vivaz, emotiva. Una vida que la semana pasada terminó; un guion discreto que separa el año del nacimiento y el de la muerte. Dentro de ese guion se encuentra la trayectoria de una vida larga e irrepetible.
Tengo en mis manos la revista mexicana La Familia del año 1961. En su portada luce hermosa Silvia Pinal, su cabello rubio y una figura espléndida. Ataviada con un vestido color crema con flores discretas color rojo; guantes largos de piel color crudo, un bolso de mano del mismo color, un collar de oro con tres cadenas largas y sus labios color carmín. Su sombra se refleja en la pared, ella mira de frente, coqueta, sobria, elegante. Al abrir la revista me percaté que el Director General de la revista era Gustavo Alatriste (1922-2006) quien fue su esposo de 1961 a 1967 y fue padre de Viridiana Alatriste Pinal (1963-1982). Esta revista al parecer fue uno de los primeros proyectos que compartieron ambos y que espléndidamente dirigió Gabriel García Márquez, en aquel tiempo aún no era reconocido por su afamada novela Cien Años de Soledad (1967). El contenido de la revista es una genialidad. En su contraportada una modelo bellísima parecida a Grace Kelly posa para la marca Avón, en sus manos tiene un perfume color amarillo llamado Elegante. Su vestido color amarillo entona con todos los productos, no cabe duda que trasmitía elegancia.
En las primeras hojas el Linimento de Sloan advertía que ante el primer dolor muscular se utilizara. Después la publicidad de Black Flag, insecticida eficaz que resolvía de inmediato la presencia de los molestos mosquitos. En la página 12 nos motivan a leer un artículo dedicado a El último vuelo de Miss Lindy, “un misterio que ha durado veinticuatro años”, ella de perfil posa en una de sus últimas fotografías. Después la fragancia Shulton “Desert Flower” –supongo que su aroma era excepcional-, un frasco azul acompañado de una rosa gritaban a los mil vientos que usarlo era pura sofisticación.
En la página 68 me encuentro con una foto a blanco y negro de Silvia Pinal acompañada de Paco Rabal en donde reza lo siguiente: “Viridiana” sigue siendo un enigma ¿A quién representará en Cannes? Ni Silvia Pinal ni Paco Rabal han dicho nada. ¿Será por México? ¿Será por España?
Viridiana (1961) dirigida por Luis Buñuel (1900-1983) fue un claro ejemplo de la belleza de sus escenas, la maravilla de su dirección. La fuerza de sus personajes y lo complejo de ésta. Viridiana fue prohibida en España e Italia, ya que el Vaticano la consideraba como una blasfemia anticristiana. En España por su parte y con la ayuda del franquismo fue declarada inexistente y como tal debía de ser destruida. Afortunadamente Silvia Pinal logró escapar a México con una copia que guardó dentro de su abrigo rescatándola así del olvido; hubiera sido una enorme pérdida. Este filme sólo pudo exponerse diecisiete años después de su filmación, cuando la dictadura había desaparecido.
En las últimas páginas de esta revista me encuentro con la imagen de Silvia Pinal anunciando la marca Colgate. “Blancura, perfume y suavidad con jabón Colgate” y rematan expresando: “Usted también, como las 43 artistas más bellas del cine mexicano, use jabón Colgate para su cara y en su baño diario…” – la belleza de esta revista al transportarnos a otra época es incomparable. Todos sus artículos nos revelan una sociedad totalmente distinta a esta época, un país que quedó en el pasado. Tanto su educación, como la manera de hablar y de expresarse, de vestir y de crear producciones cinematográficas son tal cual otro mundo muy lejano a éste que vivimos en donde los valores y costumbres se han ido perdiendo poco a poco.
Silvia Pinal en esta revista conminaba a los lectores de aquellos años a asistir a la sala de cine para ver la película “Maribel y la extraña familia” y prometía que es cine para la familia pues se trata de una conmovedora historia de dos seres a los que los une el amor. Ella tiene un papel sensitivo y maravilloso, un papel profundamente humano. Considerada una joya porque va entre lágrimas y risas y momentos de “suspense.” “En cuanto tenga ocasión, no se la pierda” – no sé si mi madre o algunas de mis tías la hayan visto, jamás les pregunté.
Una diva con mink
¿Qué es ser una Diva? – en estos días, sobre todo después de su deceso he leído comentarios fuera de lugar, desatinados, crueles. Diría mi madre “la gente, no deja de ser gente” y expresar lo que uno siente está bien pero siempre con educación. He leído la queja constante que Silvia Pinal no era la última diva del Cine Mexicano de la Época de Oro porque argumentan que aún vive: Ana Luisa Peluffo, Elsa Aguirre, Alma Rosa Aguirre, María Victoria, Irma Dorantes, Yolanda Montes. Sí, aún están entre nosotros pero no alcanzaron a tener la fama redundante e internacional que Silvia Pinal y María Félix tuvieron y sobretodo que estuvieron vigentes hasta los últimos días de sus vidas. Con esto no niego su gran popularidad, su capacidad histriónica y mucho menos su bellísima voz como en el caso de María Victoria. Hace pocos años tampoco comprendía el término de diva pero una vez que lo entendí, supe que Silvia Pinal tenía esa capacidad de interpretar papeles tanto dramáticos como de comedia. De ambos lados podía hacernos reír, llorar, enojarnos; que fuéramos testigos de su sensualidad al caminar altiva pero con elegancia sobre Paseo de la Reforma para encontrarse con Raúl Ramírez en un bar para saber qué le sucedió a su madre. Hablo de la película La sospechosa (1955) que junto con Miguel Torruco desafían a Víctor Parra, eterno villano de las películas mexicanas, un tanto galán un tanto cínico y violento. Los acompaña una bellísima, talentosa Carmen Montejo quién es amante de Parra y que bajo sus órdenes tiene en cautiverio a la madre de Regina de Alba, interpretada por la Pinal.
Y qué decir de aquella película que en lo personal me hace reír y pasarme un rato genial Estrategia Matrimonio (1967) a lado de Joaquín Cordero, Enrique Lizalde, Enrique Rambal, José Gálvez y Juan Salido. Mónica Serna, Norma Lazareno y Queta Lavat. En esta película ella luce radiante interpretando a una joven mujer que busca su paz mental y financiera; una bibliotecaria “fea” que se convierte en una mujer atractiva, romántica, hermosa, conservadora, creativa, sensual, que busca a un hombre que le pueda ofrecer una vida cómoda pero no será siendo la amante de ninguno de ellos sino para ser su esposa. Es que su mirada lo decía todo, su caminar por ejemplo cuando coincide con Enrique Rambal al lado de unas hermosas fuentes es única. Toda la sensualidad que provocaba por su manera de hablar y caminar con tal soltura con cada uno de ellos, provoca deseo y amor; quien se lleva el corazón de Mónica Ferrer (S.P) es Germán Andrade, interpretado por Joaquín Cordero.
No solamente Silvia provocó sensualidad y erotismo con sólo una mirada, con esas gesticulaciones provocadoras, tenía la destreza y la habilidad de hacernos sentir atrapados junto con ella y un gran elenco dentro de una mansión en donde nadie podía salir. Hablo del Ángel Exterminador (1962) de Luis Buñuel. Un filme lleno de simbolismo, misticismo; es surrealista, agónica, desconcertante, única, un drama psicológico donde al parecer todos guardan un secreto. Con un vasto elenco importantísimo para la época: Enrique Rambal, Lucy Gallardo, José Baviera, Ofelia Guilmáin, Ofelia Montesco. Jaqueline Andere, Xavier Loya, Luis Beristáin, Claudio Brook, Augusto Benedico, Víctor Junco, Nadia Haro Oliva y Silvia Pinal como Leticia apodada La Valquiria. Un elenco que nos roba la quietud de la comodidad de donde la estemos mirando.
La película se centra en una cena dentro de una mansión, ya todos sentados en la mesa, la servidumbre decide retirarse. Todos huyen, a excepción de los invitados, que departen el pan y la sal entre música y risas, entre el deseo y la desesperación de no saber qué está sucediendo. Nadie puede salir del comedor ni de la sala, pasan la noche dentro de este lugar sin que “su mundo” se percate de su ausencia. Después todo es misterio, la gente se arremolina fuera de la mansión y por alguna extraña razón nadie desea entrar a investigar lo que sucede con esas personas que entre el miedo, el desconcierto, el pánico, el encierro y la muerte con su hedor impúdico de los cuerpos se va acumulando sin cesar. El nerviosismo de cada uno de los personajes es avasallador – se diría en la casa: es que antes sí eran actores comprometidos con su personaje, había talento, dedicación; buenos guiones y adaptaciones – como anteriormente mencioné es una película de mis favoritas que causa una incomodidad extraña porque va más allá del simbolismo de cada uno de los objetos y animales. ¿alguna vez les pasó desear salir de algún lugar pero algo los detiene? Eso le pasa a los personajes, la dirección de Buñuel es enérgica, magistral, nos arrastra al ocaso junto a sus personajes. El final de esta película es un tanto aterrador.
Existe un filme “incómodo” de Silvia Pinal llamado Las mariposas disecadas (1978), es una historia totalmente distinta a lo que nos tenía acostumbrados. Ella interpreta en esta historia a una escritora llamada Cassandra Fuller que vive en compañía de Plinio, un canario que vive dentro de su jaula y de Gloria (Ada Carrasco). Todo marcha como de costumbre hasta que Cassandra se obsesiona con un niño llamado Olak. Tiene una fijación enfermiza con la belleza y juventud, él se convierte en su más tórrido y torcido deseo. Pero Cassandra guarda un secreto: el homicidio de su novio Jorge, quien era menor que ella. Lo asesinó cuando éste por órdenes de sus padres debe de abandonarla. Lo diseca pero los resultados no son favorecedores, y éste termina sepultado en su jardín. Olak es tan bello e inocente, tan joven y agradable que Cassandra encontrará esta vez la formula adecuada para que tal procedimiento sea efectivo y Olak luzca eternamente bello. Un filme inquietante, en lo personal me provocó cierta sorpresa al ver a la Pinal ofreciéndonos dicha interpretación pero momento, era una gran actriz que como advertí anteriormente, nos podía llevar de las risas, a las lágrimas, y a la sorpresa incómoda que no nos tenía acostumbrados.
“El verdadero amor tiene que ser fuego, locura, condenación, un delirio incontenible” Divertimento (1967).
Recuerdo bien que cada fin de año por Canal 2 trasmitían dos películas que no tenían parangón. Siempre después de las doce de la noche, ya cuando la cena se había convertido en baile y añoranza del año que se había ido, de la familia que poco a poco se iba desintegrando por el ciclo de la vida. Encendíamos la televisión y ahí estaba casi terminado Reportaje (1953) con un gran elenco; a mis hermanos y a mí nos gustaba mucho; cada año la esperábamos para verla. La otra película era ni más ni menos la comiquísima El Inocente (1956) con Pedro Infante, Sara García, Óscar Ortiz de Pinedo y Silvia Pinal. No hay momento en que uno no pare de reír y hasta de reflexionar en donde comienza y termina el amor, en donde el límite y la liberación. Escenas maravillosas en donde ambos actores nos divierten con su picardía e ingenuidad. Entre risas y malos entendidos se va construyen un amor que muy pocos creerían que sí era compatible porque según Mané todo es “dificilísimo” hasta que se enamora de Cruci. Aquella niña que lo tenía todo comienza a valorar cada momento de su vida a lado de él, haciendo caso omiso a las críticas y a los rumores. Una película netamente familiar, en donde no existen vulgaridades, ni palabras altisonantes, mucho menos el doble sentido. Ambos actores mostraron quizá sus verdaderas personalidades y es simple, sólo disfrutaban sus días en esta vida que vivieron al máximo.
Me quedo cortísima con estos pocos filmes que les comparto de esta talentosa actriz que fue Silvia Pinal. En el tintero como bien se dice se quedan: La Soldadera (1967). ¡Buenas noches, año nuevo! (1964) 24 horas de placer (1969). Los Novios (1971). Una Golfa (1957). Simón del Desierto (1962). Nazarín . La mujer que yo perdí (1949). Un rincón cerca del cielo (1951). Si volvieras a mí (1953). Historia de un abrigo de Mink (1954). El vendedor de muñecas (1954). María Isabel (1967) y El amor de María Isabel (1968). Secreto de confesión (1970) y la terrible Lena Anderson en Divertimento (1966) segundo episodio de la película llamada Juego Peligroso. Ella es una millonaria que vive una relación tormentosa y conflictiva con Mario (Milton Rodríguez) quien está casado con una de las mejores amigas de Lena. Una historia de locura y muerte. Un final inesperado y trágico.
Silvia Pinal es admirada como la gran actriz que fue de inicio a fin, independiente de su vida personal. Una mujer ciertamente adelantada a su época; una mujer aguerrida, llena de luz y de sombras como todos los seres humanos. Sus grandes actuaciones nos invitan a recordarla como una mujer grácil e inteligente. Bellísima y amante de la vida. Sus múltiples papeles la llevaron a ser una diva que actúo no sólo en cine sino también en teatro y en televisión.
Fue productora y directora, política, empresaria pero también fue hija, hermana, esposa, amiga, madre, abuela, bisabuela. El día que falleció platicando con un gran amigo, me comentó algo muy cierto: “Ella era una verdadera mujer empoderada, carismática y trabajadora.” Otro gran amigo me hizo esta pregunta: “¿Consideras que fue muchísimo más que la mismísima María Félix?” a lo que respondí de manera personal: “Las dos fueron talentosas, a mi parecer Silvia Pinal fue una gran actriz que podía interpretar cualquier tipo de personajes. María no tenía esa fuerza, gozaba de otra personalidad y carácter. María fue una mujer hermosa pero Silvia podía interpretar sus personajes con una credibilidad incuestionable. Era audaz, inteligente, era pura luz. María tiene, a mi parecer tres buenísimas películas en donde se nota su empeño: Enamorada (1946). Camelia (1954) y Rio Escondido (1948). Silvia tiene más de un papel que hace vibrar. Ambas como mujeres fuera de la pantalla fueron un océano. Cada una tuvo un lugar especial en sus espectadores.”
Silvia Pinal (1931-2024) siempre será una mujer icónica, bella, que lleno mi infancia y la pantalla de la televisión de mi hogar cada tarde cuando algún canal trasmitía sus películas. Hoy, YouTube nos ofrece la facilidad de encontrar sus películas o programas y no solamente de ella sino de otros histriones.
Dicen que honor a quien honor merece, y es verdad. Algunas vidas no se deberían de apagar jamás, pero ese “jamás” vive en ese guion que separa el año de nacimiento y de la muerte, y es lo que nos heredan. De los libros que leemos, de la vida que construimos.
¡Gracias por la lectura, sean dichosos!


