Por Lenin Rojo C
Sólo el ocio es una ocupación verdadera. El ocio parece estar del lado del juego, sin reparar en que no hay nada más serio que el juego. Y si no, basta observar a los niños; una vez establecida la regla la cumplen a rajatabla.
El ocio es exigente, hay que quedarse solo para que surja la necesidad que el ocio o la Musa quiere cumplir en uno. El ocio habla con la voz de la vocación. Vocación que es voz interior.
“El que vive no trabaja” dice Miguel Ángel. La recíproca es igual de verdadera; el que trabaja no vive. El arte es contrario a la vida, pero hay que tener un oído muy fino para percibirlo.
“El arte es malsano y cruel, el arte es vicio, no te casas legítimamente con él, lo raptas. (También, lo violas)” Edgar Degas.
Lo hurtas, lo robas, como Prometeo robó el fuego de los dioses. Lo central es eso; la apropiación ilegítima. El arte es un pecado de lesa vida. Un crimen al que no le es suficiente la vida y por eso la roba, trastocándola, para volverla forma, medida, razón incluso delirio, o algo innombrable y superior.
No en vano los dioses desean la vida de los hombres. Lo auténtico es mejor que lo eterno. La incómoda delicia de saberse mortal, suscita el arte.
Octubre, 20, 2024.


