Por: Julieta E. Libera Blas.
La ciudad cambió tanto en estos años,
que ya no es mi ciudad.
En esta ciudad ya soy como un fantasma.
José Emilio Pacheco.
Amables y queridas lectoras:
La nostalgia la traigo enredada entre mis dedos y el alma; el nombre de Regina me lleva a sueños no concluidos y ciertamente rotos por el bien de mi persona. Los caminos que hemos andado son especiales y únicos; la calle Regina habita en mi memoria, celebro haberla conocido de la mano de mis padres y de personas queridas.
Regina Coeli (Reina del Cielo) es el milagro prístino de un conjunto conventual que hasta el día de hoy pese a la modernidad de la calle, llena de bullicio y aroma a café, no deja de ser única. Este convento fue construido sobre terrenos pantanosos en el barrio de Moyotlán “lugar de moscos.” Alonso García Bravo quien fue el encargado de hacer el nuevo mapa de la ciudad respetó por completo la acequia que existía desde la época prehispánica. Esta no es una plaza cuadrangular como la mayoría de las calles del centro, como lo es Santo Domingo, sino es irregular, lo podemos notar en sus edificios.
Está ubicada en Regina 79 en la Alcaldía Cuauhtémoc entre los límites de las calles: Bolívar, San Jerónimo, Regina e Isabel la Católica. Esta misma conecta con la calle 20 de Noviembre.
Dato curioso: la calle Regina después de siglos de abandono, en 1967 fue cerrada al tráfico de vehículos. Con el paso del tiempo se han ido recuperando el Patio de los Confesionarios y la Capilla de Medina Picazo.
Breve historia
En el año 1573 diez monjas concepcionistas salieron del Convento de la Concepción – ubicado
en lo que es hoy la calle de Belisario Domínguez – rumbo a las afueras de la ciudad, que por aquel entonces terminaba en Salto del Agua. Ellas buscaban un lugar en donde pudieran erigir un convento en honor a la Reina del Cielo, la Virgen María. Lo hallaron en el barrio en Moyotlán y tardaron en edificarlo diez años pues el permiso del papa Gregorio XIII se dio cinco años después por la distancia que existía entre la Nueva España y el Vaticano.
Este es el tercer edificio que se construyó y restauró, pues el primero a los casi cincuenta años de su fundación tuvieron que derruirlo debido a los hundimientos y a la humedad que se fue generando con el paso del tiempo. El segundo edificio solamente se restauró en el siglo XVIII y sólo conservó la portada. En la actualidad podemos admirar la tercera restauración. Esta edificación tiene puertas gemelas lo cual significaba que era un convento de monjas; fue el primero en América latina exclusivo para mujeres.
Este convento fue de orden contemplativo ya que recibía mujeres de la alta sociedad que gozaban de privilegios, algunos de ellos era el de construir sus propias celdas que no era mas que pequeñas casas hasta de dos pisos; debían de pagar su servidumbre para que fueran atendidas sus necesidades. Si no podían costear una celda debían de tener una dote de cuatro mil pesos para poder pertenecer a esa orden. Como ejemplo está la celda de la marquesa de Selva Nevada, construida dentro del convento. Hoy es un restaurante que es parte del Claustro de Sor Juana.
La familia Medina Picazo fue una noble familia de la Ciudad de México que se ligó profundamente a este convento. Cuando Isabel Medina Picazo decidió tomar los hábitos en dicho convento pagó a perpetuidad una celda. Su hermano el bachiller Buenaventura de Medina mandó a construir una capilla para que su querida hermana se sintiera cómoda en sus momentos de oración. En 1729 comenzó la construcción de la capilla de la Inmaculada Concepción, el día 15 de noviembre de 1733 fue consagrada.
La iglesia de Regina son de los pocos templos que se “salvaron” del ultraje que varias sí sufrieron, tal vez porque corrieron con la suerte de permanecer cerradas.
Bellísima por dentro nos encontramos con reclinatorios de madera lustrosos, el aroma inconfundible del paso del tiempo, su alfombra roja que ofrece el sendero a la divinidad. Sus altares barrocos y sus retablos dorados. Sus paredes llenas de historias con sus nueve altares y retablos. Nos encontramos con el hermoso altar a la Virgen de la Fuente. San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo están pintados en las techinas luciendo inmaculados, eternos. Existe un retablo del siglo XIX en donde se encuentra la Virgen de Guadalupe. Le sigue el retablo de San Francisco dedicado a su vida. En una de sus puertas se encuentra pintado en un cancel el brazo de Cristo, el mundo redondo y el brazo de San Francisco. En cada misa se encontraban presentes las monjas, novicias y las estudiantes que acogían las monjas contemplativas para que recordaran que su vida y su cuerpo sólo le pertenecía a Dios Nuestro Señor. Su castidad debía de permanecer intacta, así como su comportamiento.
Dato curioso: el convento funcionó hasta el año de 1863 cuando las monjas tuvieron que abandonar el lugar debido a las Leyes de Reforma, hasta 1871 se utilizó como cuartel para después utilizarse como iglesia.
La capilla Medina Picazo, siglo XVII.
En la época actual esta capilla se encuentra dentro del templo pero hace siglos era una parte externa ya que pertenecía a la celda de Isabel Medina Picazo que al profesar llevó el nombre de Sor Isabel María del Señor San José. Al morir Isabel es abandonada la capilla, nadie más podía utilizarla pues le pertenecía a la familia. Al recibir la vasta herencia de su hermana, Buenaventura de Medina invierte en dicha capilla más de treinta mil oros aunque él muere en 1731, su construcción terminó en 1734.
¿Por qué es de una belleza extraordinaria y considerada la joya del templo de Regina?
- Goza de tener pinturas barrocas del siglo XVII realizadas por Nicolás Rodríguez Juárez.
- El coro destacable con sus cinco medallones dorados de Los Señores de la Iglesia, cada uno representados por San Joaquín, Santa Ana y La Sagrada Familia.
- Las monjas podían escuchar desde el paso del coro las misas que se celebraban, alejadas de todos y en silencio.
- Las esculturas de bulto de los donantes, que parecieran vivos.
- El primer cuerpo ya no pertenecen al retablo original aunque sí son pinturas sobre óleo.
La sacristía
Dentro de la sacristía existe otra imagen del la Virgen de Guadalupe que se encuentra en perfectas condiciones, realizado por Carlos Clemente López en 1742.
Varias pinturas, archivos, libros, objetos, confesionarios, se han ido encontrando al paso del tiempo, ya que estaban embodegados. Durante la Reforma y la Guerra Cristera todos los conventos, iglesias, parroquias etcétera fueron saqueados. Algunos libros invaluables de Regina se extraviaron o fueron hurtados, al ser rescatados se depositaron en la Biblioteca Nacional. Actualmente algunos de estos ejemplares descansan en la biblioteca del ex convento.
Dentro de los archivos históricos que se hallaron en este convento novohispano se encuentran registros bautismales en donde se suscribe quiénes eran: si eran hijos legítimos, si pertenecían a alguna casta o si eran indígenas, si eran naturales de la Ciudad de México, si los padres eran españoles, si pertenecían a otro estado. Todos estos archivos nos cuentan quiénes formaban la ciudad, el número de decesos , cuáles eran sus oficios, si pertenecían a algún gremio, con quiénes estaban casados; cuántos indígenas habitaban la ciudad.
También se encontraron partituras musicales dedicados a las vocaciones marianas.
Dato curioso: En 1580 durante una inundación en la Ciudad de México, los archivos parroquiales de toda esta zona se perdieron, entre ellas el acta de nacimiento de San Felipe de Jesús, primer Santo mexicano de la iglesia católica.
Decidí salir un momento de la parroquia. Necesitaba respirar, sentir este hoy esquivo y complejo. Vi el atardecer cayendo sobre los árboles, observé la calle tan larga como un rosario y tan ancha como nuestra historia. Me senté en una banca que se encuentra justo frente a la Parroquia; recordé cuando quise ingresar a un convento a mis casi diecisiete años pero según la madre María Aurora, “Dios me necesitaba más en el mundanal que en sus terruños.” Así de breve fue su carta que llegó un jueves por la tarde a la casa de mi madre, aún la conservo en mi cajita de latón. No lloré, estoy segura, hoy agradezco que me hayan rechazado. De otra manera quizá no podría compartirles estos momentos que nos ofrece la vida. La belleza sin igual de la ciudad a pesar del tiempo me sigue maravillando aunque cada vez que regreso me siento ajena. Miro con embeleso la armonía del estilo barroco del Ex convento, sostengo un suspiro para admirar su fachada austera, sin imaginar siquiera que dentro del lugar hay un tesoro.
Su historia vive en sus puertas gemelas, en los escalones que desgastados dan la bienvenida a feligreses y visitantes. El aroma inconfundible del paso del tiempo, los colores de sus pinturas al óleo, todo nos abraza en común acuerdo para disfrutar cada momento como si fuera el último. El silencio que no es sepulcral nos envuelve para mostrarnos cuán bella es cada pieza, cada nombre pronunciado y que se pierde poco a poco.
En ese mutis forzoso recordé la boda de uno de mis primos; apenas vive en mi memoria el evento, sólo guardo en ella la felicidad momentánea de aquéllos dos y el frío que sentía en los brazos. Si me voy hasta ese tiempo pienso en el repiqueteo constante que se dejó escuchar a las doce del medio día para anunciar la nueva vida que comenzaba para la feliz pareja. Al volver a este tiempo sólo pienso en que esta calle irregular guarda con celo la memoria de los que hemos caminado por Regina.
Regina, una calle con tesoros invaluables, fantasmas que nos miran todos los días al caminar apresurados para llegar a nuestros destinos, sin aliento, apenas mirando a nuestro alrededor, ignorando su belleza eterna.
Imagino ver a mi padre caminando a lado de mi madre tomados de la mano rumbo a algunas de las calles del Centro de la Ciudad de México, ¡qué mejor herencia la que tengo gracias a ellos! ¡A sus huellas esculpidas en oro para mi memoria que se da el placer de tejer palabras con el eco de sus voces! ¡Suave victoria de los hijos que bebemos la historia de nuestros padres! Puedo verme a mi misma caminando a tu lado escribiendo nuestra historia.
Fuentes de apoyo:
- Ex Convento de la Calle de Regina, El Foco, Proyecto 40, 12 de junio 2014
- Iglesia y Convento de Regina Coeli. Gobierno de la Ciudad de México, mexicocity.cdmx.gob.mx


