Por Julieta E. Libera Blas.
Yo me equivoqué y pagué, pero el balón no se mancha.
Diego Armando Maradona
Cuando todos los demás se iban de juerga después de entrenar,
yo seguía golpeando a la pelota.
Edson Arantes do Nascimiento “Pelé”
Vuestro odio me hace imparable.
Cristiano Ronaldo
En el futbol como en la relojería, el talento y la elegancia
no significan nada sin rigor y precisión.
Lionel Messi
Queridas lectoras y amables lectores:
El día que la selección italiana fue eliminada de la Eurocopa 2024 mi papá se encontraba en el hospital enfrentándose a un procedimiento quirúrgico más o menos delicado. Una vez que mi mamá se comunicó conmigo para avisarme que ya se encontraba en su habitación y suspirar aliviada me apresuré a decirle: “Madre, cuando despierte papá de la anestesia dile que Italia perdió con Suiza.”
Cada Mundial. Copa América – si es que está invitada la Selección Mexicana o Decepción Mexicana, como se le quiera llamar –Torneo Mexicano. Eurocopa. Champions League-, mi papá y yo nos reunimos en el antecomedor, encendemos la televisión, como en esta ocasión para ver la Copa América, a las seis en punto para “perdernos y creernos” por noventa minutos o más, según la fase en la que se encuentren: entrenadores, jugadores, árbitros y demás. Y si bien no somos fanáticos que portemos playeras, gorras, calcetas, chamarras, estolas etcétera y no perdemos el control porque “nuestro equipo” haya perdido, ni lloramos a mares, lo disfrutamos a mares.
Supongo que la mayoría de ustedes, queridos lectores y lectoras, se han enfrentado a discusiones eternas durante reuniones familiares, eventos, fiestas, velorios (sí, fui testigo de una discusión absurda en donde la persona que podía decir si apoyaba o no cierto equipo, yacía enfrente de ellos) Comidas que terminaron en recordatorios hacia la progenitora, golpes, manotazos, gritos y acciones totalmente risibles y agresivas. Afrentas en donde sin deberla ni temerla nos hacen cómplices y parte y lo único que nos queda es decirles a los ofendidos que se cambie de tema de inmediato o nos levantamos del sitio para no caer en el mismo juego frenético.
Bien dicen que hablar de futbol, religión y política es pésima idea porque la mayoría de las veces termina mal y sucede de esa manera porque la mayoría de las personas no está dispuesta a escuchar al otro sino siempre se apuesta a tener la razón, no dejar hablar a la otra parte, sobretodo no saber respetar lo que piensa y cree la otra persona. No ser tolerantes. No argumentar, solo hablar por hablar.
Actitudes desaforadas, como: Playeras y banderines incendiados. Televisores, celulares estrellados contra del suelo, apostar miles de pesos o dólares. Enfrentarse a peleas campales como aquellas que me platicaron en donde patrullas y ambulancias tuvieron que llegar para calmar los ánimos, llevarse a los peleoneros a un lugar más seguro o treparlos a la patrulla para que se calmaran o procedieran a llevárselos a delegación correspondiente. Mientras tanto los paramédicos atendían a luxados, fracturados, desmayadas, golpeadas, desgreñadas. Otros calmaban a los niños ofreciéndoles toda serie de distracciones en lo que sus madres se tranquilizaban.
Peleas en donde las cosas no han terminado nada bien para nadie, golpizas brutales para defender el “honor” de un Club de futbol. Fanaticadas que hacen destrozos en la calle o dentro del estadio, lastimando a terceros y hasta arrancarles la vida a otros por el simple hecho que no saben controlar su ira ni su frustración.
Con esto no pretendo decir que todas las personas se comporten igual o que el futbol sea un deporte peligroso, violento, agresivo pero desgraciadamente ha existido casos en los que la gente sencillamente perdió el control.
Es un deporte
El futbol es un deporte, al menos para mi, totalmente divertido, entretenido, ameno, en donde comparto tiempo con mi papá. Un juego que en lo personal me quita el estrés porque puedo sumergirme en la excusa de reclamar, vitorear, aplaudir, exigir justicia, reírme por una decisión patética del arbitro o porque no utilizaron el famoso VAR. Soltar alguna que otra grosería para el jugador que se lanza al suelo revolcándose del dolor sólo porque le rozaron el hombro, todo para hacer tiempo y terminar el juego o hacer todo lo posible para enfrentarse a los benditos tiempos extras o de plano llegar a los penales. Tal cual sucedió con Uruguay vs Brasil quien perdió en una bellísima tanda de penaltis y por creerse invencibles se fueron para su casa. Justo o no, bien dicen que en este deporte gana quien mete goles y el que perdona, pierde.
En estos días mi papá y yo hemos disfrutado de ciertos partidos, no de todos. Confieso que en dos ocasiones me quedé dormida sobre la mesa, y en otros dos saqué mi libro de mi bolsa y me dediqué a leer. En uno más me levanté a lavar trastes y darle de comer a mis perros. Más de un vez vi a mi papá atento al partido, en silencio, calmo como es él porque yo soy gritona, reclamo, mando al diablo a todos los jugadores para después solo conversar con papá y decir: que se confiaron, que pudieron haber goleado o como hace algunos días me pasó al ver perder a Alemania con España. “Este día no le iba a España” les dije a mis papás mientras me levantaba de mi asiento para continuar con mis actividades. Solamente me detuvo la voz de mi papá cuando me preguntó “Madre ¿a qué hora es el otro partido?” a lo que respondí rápidamente “A las seis” “¿Quién juega?” “mmm, creo que Argentina, no lo sé.”
Si bien nuestra manera de pensar en muy distinta y no siempre coincidimos disfrutamos de ver los partidos juntos; algunas veces puedo entender por qué no le va a cierto equipo; no creer que Messi es el mejor jugador del mundo y porque sí Pele y Maradona son los mejores del mundo; que Ronaldo le caiga mal; que nos caiga como patada de mula ver el juego sucio (esto es un pensamiento muy personal, no se vayan a ofuscar) de los argentinos.
Que nos preguntemos desde cuándo la selección de Brasil se dedica al Rugby y no al futbol, a jugar bonito; que todos los partidos y títulos del América están comprados por su dueño; que el Tolucacontinúe siendo un buen equipo y no comprende por qué su hija de haberle ido al Toluca, de unos años para la fecha le vaya al América y vitoree cada que mete un gol o se lleva un título a casa. Eso sí lo pone de malas, lo hace renegar y montarse en una seriedad que se le pasa rápidamente. Y lo que es claro, se alegra cuando dicho equipo pierde porque está seguro que el arbitro no se dejó comprar.
Hace unos días cuando mirábamos el partido de Uruguay contra EUA me preguntó si le iba a EUA a lo que yo respondí estoicamente: “¡Jamás!” . Mientras tanto indagaba con los comentaristas qué pasaba si EUA no ganaba o empataba y cuando supe, le pedí a los dioses que no le permitiera pasar a la siguiente fase y no es que yo sea una antiestadounidense, no. Solo es que no me gusta como juegan, no olvido a Landon Donovan (lo escribo con gracia porque ha pasado mucho tiempo y recordé que apareció en un anuncio pretendiendo pasar a México vestido con un colorido poncho y sombrero Zapata. Pueden verlo en YouTube.) aunque confieso que algunas veces han brillado mucho más que la propia Selección Mexicana desde que se enseñaron a patear el balón. Bien tuvieron la razón los que saben: “Cuando EUA sepa jugar al futbol si así lo desea se lleva una Copa Mundial a su casa” y no dudo que así lo sea en algunos años
Esa tarde papá me comentó que él sí apoyaba a EUA y que yo debería de irle a ellos y no a Uruguay por la sencilla razón de que pertenecíamos a América del Norte (Canadá. Estados Unidos de América y Estados Unidos Mexicanos) y Uruguay pertenece a América del Sur (Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile…) su lógica no me convenció a lo que solo pude responderle: “Que se regrese a su casa como México.” Solo nos sonreímos, y sí, al final del partido también volvió a su casa.
Enfocaron a un pequeño llorando estrujando su bandera, la de las barras y las estrellas, me dio tristeza pero también expresé: “Que se vaya acostumbrando como nosotros ¿Verdad, pá? Sí, respondió sonriendo.” Yo me limité a hacer una cara de tristeza por la selección mexicana pero no fue creíble ni para mi mi madre. Me dijo que no me burlara del niño pero sería incapaz. Alguna vez creí en la selección; Sí, ¡qué dramática me leí!
Los penales
Al ver al niño recordé aquel mundial: Estados Unidos ´94. México tuvo una fatídica caída ante Bulgaria en tandas de penaltis. Espantoso y horrible, cuando eres una infanta que lo único que deseas es ver a tu equipo ganar. Justo el día sábado miraba aquella penosa tanda de penaltis en un canal de YouTube (TUDN México.) Revivimos la suplica de medio país al exigir al Doctor Mejía Barón que hiciera los benditos cambios que jamás llegaron, el pedimento urgente y preciso para que Hugo Sánchez entrara a jugar y nadie pudo convencerlo, quizá se escapo una oportunidad de oro, eso jamás lo sabremos.
Al término del tiempo reglamentario, se fueron a tiempos extras, después a los penaltis. Se tenía cierta confianza al tener en la portería el recordado Jorge Campos pero nada fuera de la realidad, solo detuvo un disparo. Fue así como vimos a un García Aspe fallar descomunalmente volándola hacia el espacio y la cosa no paró ahí: Marcelino Bernal, Jorge Rodríguez y por fin, pero tardíamente un único penal acertado, el de Claudio Suárez. Lo demás fue historia, una demasiado repetitiva para ser real.
¿Recuerdan Brasil 2014? Fue hace diez años; todo era celebración hasta que un neerlandés u holandés (como prefieran llamarles) llamado Arjen Robben, se echó un clavado en el área, el arbitro ni tarde ni perezoso marcó un penalti. Todo se fue al traste, como dirían algunos al recordar dicho partido.
El futbol es considerado uno de los deportes más bonitos, leales, une o separa, llena de orgullo o de vergüenza. Hace poco vi una imagen tomada por un contacto en donde molesto escribió: “Nací en Argentina. Buenos Aires es hermoso…pero ayer mancharon la pelota. Era todo una farsa. La copa América está arreglada” ¿a qué se refería? Bueno, en la imagen la selección argentina luce radiante y juguetona abrazando a un alegre y simpático árbitro. La imagen compartida fue fechada un día después del partido que enfrentó con Chile – aclaro que esto es lo que opina un contacto argentino que publicó en su Instagram tal enfado. Si tiene o no razón no debe de tomarse a modo personal.
El siguiente encuentro que tuvo Argentina fue contra Ecuador; Andrés Matonte, llevó el arbitraje, totalmente permisivo dejó pasar varias faltas, golpes, empujones, ¡Vamos, que eso parecía rugby! y una mano clarísima por parte del argentino Enzo Fernández.
Ecuador cayó ante el albiceleste, a lo que mi papá expresó serio: “Merecía ganar Ecuador, ¡Imagínate jugar ante un costal de mañas!.” Y remató: “Tan buen jugador no es, falló el penalti” – indiscutiblemente se refería a Lionel Messi. Él cobró el primer penalti para su equipo y fue el único en fallarlo. Argentina tiene a un excelente arquero “Dibu” Martínez, eso es clarísimo.
Este día lunes que no hay futbol porque las finales se acercan tanto de la Eurocopa como de la Copa América, mientras miro a Maia -una maltés dormilona y juguetona que ha caído rendida después de subir y bajar las escaleras como si no hubiese un mañana-, pienso en la bendición que aún tengo al disfrutar estos eventos deportivos a lado de mi padre porque no queda en el futbol solamente sino en el Box, las Olimpiadas, el béisbol, el Mundial de Atletismo, Futbol americano, etcétera. Durante estos días papá a lado de mi hermana van a recoger a mi madre a una clase justo en el medio tiempo. Antes de salir mi papá se pone su chamarra para después decirme con cierta gracia: “¡Abusada madre! te dejo a cargo para que no les vayan a meter gol”. Y así lo hago, me quedo atenta al partido pero también avanzo en mi trabajo. Cuando él llega se sienta rápidamente en su silla, me pide un resumen de lo que pasó en su ausencia y después mira el televisor atento y en silencio, calmo como sólo él puede ser.
Más que futbol es el aprender a convivir y respetar la opinión del otro, a ser tolerante y sobretodo a no clavarse en un simple partido que si bien nos otorga momentos de alegría no es la vida. ¿De qué han servido tantas tragedias vividas en estadios porque un par se insulta o no está de acuerdo con el resultado o con el arbitraje? ¿De qué han servido afrentas absurdas que han creado enemistades entre países? ¿Sirvió de algo golpear a alguien hasta la muerte o mandarlo al hospital solamente porque no se es tolerante y no se tiene capacidad de enfrentar la frustración? ¿Ayudó en algo defender a un club por encima del cariño y respeto de una amistad o de un familiar? ¿Han servido tantos desmanes de parte de los hooligans? Yo creo que no.
EL juego bonito debería de llegar hasta los hogares de los fanáticos, de la hinchada como algunos dicen y realmente aprender a disfrutar de noventa minutos llenos de una energía que nos hace vitorear, aplaudir, festejar, molestarse, enojarse, tristear un rato pero sin olvidar que sólo es un juego, un juego bonito.
Fuentes de apoyo:
- amp.marca.com: La fatídica tanda de penales de México ante Bulgaria en el Mundial 1994: ¿Quién falló?
- infobae.com: México vs Holanda: se cumplen diez años del “no era penal”
- cnnespanol.cnn.com: Argentina es semifinalista de la Copa América: venció a Ecuador en penales.


