Por Juan de Lobos.
Amables lectores, apreciadas lectoras. Hace una semana viajamos en el tiempo, recordamos e imaginamos momentos pasados y por venir. Esta semana haremos un pequeño ejercicio de ucronía. Esto es, pensar en un momento en nuestras vidas que de haber hecho alguna otra elección, nuestra vida actual sería completamente diferente (no mejor o peor, solamente diferente).
He hecho este ejercicio durante mucho tiempo y muchas más veces de lo que se imaginan. Los resultados son curiosos, algunos alegres, la mayoría lógicos de acuerdo a la decisión tomada y a veces un poco escalofriantes. Estas líneas paralelas, mejor dicho, estos resultados lógicos basados en una decisión distinta como lo comenté antes, obviamente toman en cuenta mis decisiones y no aquellas que dependieron de alguien más (mis padres, tíos o maestros).
Esas decisiones me habrían llevado a los siguientes panoramas: Estar en Chetumal, ser documentalista, ser arquitecto o veterinario, estar en Chiapas, ser vagabundo, ser militar próximo al retiro, estar preso, ser maestro de tiempo completo… Ser… Estar… A esos dos verbos se reduce nuestra existencia.
Cada camino tomado nos aleja de cientos de senderos, de personas, de relaciones, de conocimientos, de experiencias de dolores, de trabajos, de abandonos, de encuentros, de alegrías, de frustraciones, de peligros y así podemos seguir y seguir. ¿Acaso esos senderos se vuelven a aparecer más adelante en nuestras vidas? ¿Renunciamos verdaderamente a aquello que llegamos a considerar? ¿Podemos hacer algún cambio drástico en nuestras vidas que afecten los caminos de los demás? A veces entre más comprendemos, menos deseamos saber.
Si hoy te encuentras, amable lector, querida lectora, ante un dilema (cambio de casa, de trabajo, de pareja, etcétera), trata de hacer este breve ejercicio mental e imagina la secuencia lógica de sucesos y cómo afectarán a tu futuro presente. De alguna manera no se trata de sobrepensar las opciones, solamente sopesar y tomar mejores decisiones.
Somos dueños de nuestros silencios, de nuestras consecuencias y nuestras decisiones. Enfrentemos con entereza nuestro presente. Disfrutemos de aquello que nos hace felices, de aquellas personas que nos comparten sus buenos deseos y palabras de ánimo, aceptemos cada regalo y seamos respetuosos de aquellos quienes nos comparten algún consejo, pero estemos conscientes que la decisión es de uno y las consecuencias también.
Esta semana les recomiendo una película increíble, la cual hace apenas unos días pude ver completa de principio a fin “Cuenta conmigo” (“Stand by Me”) dirigida por Rob Reiner y protagonizada por: Will Wheaton (Gordie La Chance), River Phoenix (Chris Chambers), Corey Feldman (Teddy Duchamp) Jerry O´Connell (Vern Tessio) y Kiefer Sutherland (Ace Merril). Esta película de 1986, basada en una novela corta de Stephen King titulado “El Cuerpo” (“The body”), nos remite a una lejana infancia, en donde un grupo de amigos se deciden a ir a buscar el cuerpo de un muchacho de su edad quien desapareció en un poblado cercano-.
Durante este viaje viven una serie de aventuras en las cuales nos podemos ver reflejados de alguna manera; ese dolor de crecer y esa alegría que el mismo crecimiento nos obsequia. Descubrimos en esa historia, aparentemente simple, la profundidad de los sentimientos, la búsqueda de la aceptación, la protección tan necesaria que brinda el más vulnerable del grupo y todas aquellas peripecias que nos forman y que a partir de una decisión aparentemente tonta, nos lleva a un viaje de autoconocimiento. Imperdible. En cuanto termine la lectura de la novela, les compartiré mi opinión.
Quedo de ustedes.
Las cosas más importantes son las más difíciles de decir.
Stephen King. Escritor estadounidense.


