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Miércoles de: Conocer a la indómita Laura Méndez Cuenca

Por Roberto Genaro Amezcua

El contexto

Hola, lectora, lector. Un placer saludarte de nuevo desde esta ventana especial “Miércoles de…” Me encanta participar en esta sección, pues me permite ampliar un poco más horizontes en además de los deportes (que también me encantan). Bien, quienes me conocen saben de mi amor por las historia de México, entonces me es preciso aprovechar estos momentos de miércoles para dar rienda suelta a mi hambre de conocimiento histórico.

El Libro

En los últimos días de diciembre de 2023 cayó en mis manos el libro “La Lavandera” de Pepe Monteserín (Lengua de trapo, 2007). Y le agradezco en todo lo que vale a Mi hija Priscila y a mi yerno Martin el habérmelo obsequiado.

Cada que cae en mis manos un libro de historia de México hace en mí antes de poderlo abrir, un ruido de agua embravecida y en cuanto estoy  leyéndolo se posa cerca un sonido de manso manantial.

En este libro se habla de un personaje histórico en México, que no es ni de lejos la protagonista de la historia, pero merece especial atención por su relevancia, su importancia y su legado.

Laura Méndez (de Cuenca)

Nuestra protagonista de hoy nació en 1853, en el mes de agosto para ser exactos. Vio la luz en Amecameca, Estado de México (paisana de mi señor abuelo Don Felipe Amezcua). Su nombre completo era Laura María Luisa Elena Méndez Lefort.

Obtuvo el título de Profesora de Instrucción Primaria en 1885. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios y en el Conservatorio de Música. Pero había algo más dentro de ella. Fue una precursora del feminismo en nuestro país (sería muy injusto objetarlo).

Su trabajo no siempre fue bien visto porque no era dócil, era directa y sus obras o artículos periodísticos muchas veces fueron encaminados a hablar de los derechos de las mujeres (derechos entonces inexistentes). Cierto, no era dócil y no tenía por qué serlo. Esto que diré es apreciación personal, pero seguramente empujada por las circunstancias de aquel entonces (me refiero al machismo en México), tuvo que empezar a firmar sus trabajos con su nombre de casada “Laura Méndez de Cuenca” para poder entrar a los hogares de la gran familia mexicana y a las buenas conciencias de la época.

Fuera del Arte

Me quiero referir a este espacio indebidamente “fuera del arte”, pues fue maestra y ocupó varios cargos en la educación. Educar es un arte, lo sé. Entonces, Laura, fue artista en todo el sentido de la palabra. Estuvo en diversas partes del país. Cabe mencionar que fue directora y subdirectora en escuelas en la Ciudad de México y en el Estado de México, maestra de la Normal en Xalapa, Veracruz, etc. Y sobre todo Se dedicó a la investigación para mejorar la docencia y la educación femenina.

Manuel Acuña

No es interés de esta columna hacer un chisme de lavadero, pero finalmente algo que sacudió a esas referidas “buenas conciencias” del México del S. XIX fue la relación sentimental que tuvo con el joven poeta y estudiante de medicina Manuel Acuña; con quien siendo soltera tuvo un hijo (criatura que murió a los tres meses de nacido).

Parece  evidente que la conciencia feminista de Laura Méndez iba mucho más allá de lo que pudieran decir bien o mal de ella en sociedad. Y Manuel pensando en Rosario de la Peña (leer Nocturnal a Rosario)… Todo parece indicar que Laura encuentra el amor y el sosiego social cuando se casa con Agustín F. Cuenca, quien a la postre la deja viuda a los 31 años de edad.

Laura, más allá del tiempo

La obra y el legado feminista de Laura Méndez ha sido (malamente) limitado y encapsulado por sus pensamientos progresistas; su relación con Manuel Acuña y eso no nos permite disfrutar su obra y su pensamiento. Debe ser ella, referente no solo las feministas de hoy y de mañana; debe ser espacio de reflexión para que hombres y mujeres entendamos la diferencia de dedicarnos a alguna actividad desde la posición de ser hombre o ser mujer… y la diferencia es mucha. Vaya entonces la recomendación de retomar los pensamientos y obra de Laura Méndez y contemplar la realidad actual y lo que falta por hacer en este mundo. Recomiendo el libro: Laura Méndez de Cuenca. Mujer indómita y moderna (1853-1928). Vida cotidiana y entorno. Bazant, Mílada. Coeditado con el Gobierno del Estado de México

Dato curioso

Laura fue nieta de Émile Lefort, ciudadano francés, quien junto con otros de sus connacionales pidieron indemnización por daños a sus negocios. Deuda que culminó en el año de 1838 con la guerra de los pasteles.

No podía acabar de otra manera

Para despedir estas líneas en honor a Laura Méndez, no se podía terminar de otra manera que con un fragmento de su poema “Nieblas”:

Ni gracia pido ni piedad imploro:

ahogo a solas del dolor los gritos,

como a solas mis lágrimas devoro.

Sé que de la pasión los apetitos

al espíritu austero y sosegado

conturban con anhelos infinitos.

Que nada es la razón si a nuestro lado

surge con insistencia incontrastable

la tentadora imagen del pecado.

Disfruté mucho escribiendo estas líneas. Nos veremos pronto en otro miércoles de… y seguiremos hablando de historia si así me lo permites. Espero y deseo profundamente hayas tú disfrutado también de este ratito con Laura Méndez.

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