Por Juan de Lobos
Apreciados lectores, estimadas lectoras. Hace un par de días vi en una conocidísima plataforma de streaming la más reciente versión de la historia de los sobrevivientes de los Andes: La sociedad de la nieve, dirigida por Juan Antonio Bayona y protagonizada por una excelente compañía de jóvenes actores.
Dicho filme me emocionó. Esta película me pareció más cruda, visualmente hermosa (la cordillera de los Andes es una antagonista magnífica) y además muy bien interpretada por todos y cada uno de los actores. No hablaré de la versiones anteriores, las cuales me siguen gustando. En esta ocasión me hizo reflexionar mucho desde el título, el cual me asustó bastante.
Es obvio que consideremos una sociedad aquel grupo de personas, las cuales se enfrentan a un sinnúmero de desventuras, pérdidas, heridas y cuestionamientos de fe. Surgen los líderes, después de la muerte del Capitán del equipo es necesario encontrar a alguien a quien seguir, de quien depender y de quien esperar que encuentre soluciones, que autorice y en general que nos pida qué hacer. Cada uno asume un rol, es inmediata la solidaridad y la empatía ante la tragedia que todos sufren a un tiempo.
Punto de conexión
Como sociedad definitivamente sería una utopía, si no fuese por las circunstancias tan extremas a las que se tendrán que enfrentar días más tarde, al momento en que las provisiones se agotan y el consabido dilema moral que representa el seguir viviendo a expensas de quienes fallecieron. No deseo enfrascarme en una discusión al respecto, solamente lo comprendo y trato de crear algún punto de conexión con una gran película del género de ciencia ficción intitulada Cuando el destino nos alcance (Soylent green), dirigida por Richard Fleischer y protagonizada por Charlton Heston. La película se estrenó un año después de la tragedia de los Andes (1973), y se basó en la novela de Harry Harrison “¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!” publicada en 1966. La realidad superó a la ficción una vez más.
En esa sociedad distópica y sobrepoblada una empresa llamada Soylent trata de resolver la crisis de alimentos reciclando los cadáveres de los habitantes de la megaciudad de Nueva York. El detective Robert Thorne (Charlton Heston), descubre la verdad mientras investiga el asesinato de uno de los ejecutivos de dicha empresa.
¿En dónde empatan estas dos historias? ¿La solución ante una crisis catastrófica sería esa? ¿Vale la pena seguir adelante una vez que sabemos la verdad? ¿Podríamos hacerlo?
Al final de La sociedad de la nieve, aparecen fotografías reales de los sobrevivientes. Sus miradas lo dicen absolutamente todo.
Quisiera dejarles alguna reflexión más profunda, algo que les haga cimbrar toda su estructura, sin embargo sigo con todo eso en mente, con todo lo que somos capaces los seres humanos y con todo lo que nos hace aferrarnos a la vida.
Quedo de ustedes.
Nos hallamos en el sufrimiento.
Jessie Burton Escritora inglesa.
*El contenido de este texto no contiene I.A. y fue creado de acuerdo a los antiguos cánones de la escritura, a partir de un tema, un conocimiento previo, investigación y redacción.



Gran post. Lo único que me siguen quedando a deber es el extraordinario discurso que dio Pancho Delgado a la prensa en el cual explicó lo que tuvieron que hacer para sobrevivir. Sus palabras fueron tan precisas que nadie nunca más cuestionó el por que hicieron lo que hicieron. Adjunto liga: https://sociedaddelanieve.com/la-conferencia-de-prensa-de-los-supervivientes-en-montevideo/
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