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La Jiribilla Semanal 1.29

Por Enrique Fortunat D.

A punto que cierre la cuenta de este 2023 “pródigo en ardides”, diría Homero, tomemos un respiro y dejemos de lado por este fin de semana las ocurrencias y falencias de la vida pública.

A lo largo del año hemos visto sinfín de noticias a cual más de inquietante.

Crímenes, desastres naturales, accidentes, guerras; declaraciones, rectificaciones, aclaraciones, rectificaciones de las aclaraciones, aclaraciones de las rectificaciones; lealtades que se rompen, compromisos que se quiebran, amistades que se evaporan; que si como le digo una cosa le digo la otra, qué sé yo.

El mundo es un sitio que puede resultar amenazante, qué duda cabe.

Y al parecer hay muchos interesados en que así lo percibamos.

El desánimo y el miedo suelen terminar con las aspiraciones personales una vez que las personas creen que lo que pueden hacer frente a lo que viven es nada. Que el esfuerzo no rinde fruto.

Ven cómo una y otra vez el lambiscón, la acomodaticia, el cobarde, la mustia, el conformista, la hipócrita son tolerados , más aún: premiados. Todo ello es cierto. Está suficientemente publicitado.

La falsa información que nos ataca, medios que manipulan, políticos que mienten, empresarios voraces, personajes viles, religiosos sin ética, sí, todo eso y más nos rodea.

Pero hay otro espacio en el que el optimismo racional (detesto a los bobalicones carisonrientes de anuncio de televisión) en el que la solidaridad, la amistad, las metas alcanzadas, la paz interior, la belleza, y muchas otras nos brindan la oportunidad de disfrutar otro ángulo, una perspectiva en la que mente y espíritu se solazan con la maravilla de vivir.

Y de corazón espero que lo recién dicho se te presente constante a lo largo del próximo año.

Mientras eso ocurre, te agradezco en verdad el tiempo que has dedicado a leer este espacio y espero que de vez en vez te haya resultado grato.

En esta ocasión no hay miscelánea.

En Gaza la tragedia genocida continúa con el beneplácito de políticos que si tuvieran un gramo de vergüenza o decencia renunciarían y se irían a vivir al desierto, desnudos, sin agua ni alimentos.

Paz hoy, paz siempre

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